El juego en la infancia en función de la edad
Los niños menores de un año juegan y aprenden explorándolo todo, y no sólo utilizan manos y ojos sino también la boca. Por eso, no necesitan muchos juguetes y los utilizados no pueden tener bordes puntiagudos o afilados; deben estar fabricados con materiales no tóxicos y deben ser fáciles de limpiar o lavar.
Cuando el niño juega, se comunica consigo mismo y con los demás; mueve las ideas que ocupan su mente, elabora fantasías, exterioriza su realidad interna, la representa, y esto le permite encauzar su angustia. También le permite ensayar las normas y códigos socialmente aceptados de convivencia del entorno familiar y social que le han transmitido sus padres; le ayuda a comprender cómo es el mundo que le rodea y a integrarse en él. Jugando desarrollan las habilidades físicas, la inteligencia, la capacidad emocional, la creatividad, la imaginación y las habilidades sociales, al tiempo que disfrutan y se entretienen.
La progresión de la socialización hace que el niño pase de una interacción mínima (el niño juega con su propio cuerpo y observa lo que ocurre a su alrededor con un interés momentáneo) a un juego aislado o en paralelo a los 12-24 meses (observa a los otros niños pero no juega con ellos), y a juegos de cooperación a los 3-4 años (juega con otros niños, son todos iguales sin intentos de control), incluso participa en juegos organizados con un propósito determinado, reglas y asignación de tareas o papeles durante la edad escolar, lo que le produce un sentido de pertenencia al grupo de iguales. Ésta es la edad de la curiosidad sin límites, del "¿por qué?". Creen que todo es real y que ha sido creado por personas (artificialismo).
El juego permite al niño experimentar con su aprendizaje: puede solucionar problemas (por ejemplo, un rompecabezas), practicar varios roles de adulto, asumir papeles diferentes (p.e.: agresor en lugar de víctima cuando golpea a una muñeca), puede "tener" poderes (p.e.: superhéroes) y tener cosas que le son negadas en la vida real (p.e.: amigo imaginario).
Entre los 5-7 años su imaginación sigue desarrollándose de forma que no sólo crea objetos, sino también historias con un hilo argumental cada vez más elaborado. Es la edad del "yo era...", procedimiento por el que se distribuyen los papeles y hacen un primer planteamiento de la historia que van a representar y que, para ellos, es muy real. Por ejemplo, "yo era la madre y tú eras el padre que venías de trabajar", etc.
A partir de los 7 años el niño va saliendo poco a poco de su mundo mágico: ya discrimina lo que es realidad y ficción, y se interesa por otras actividades. A partir de entonces comienza a estar preparado para juegos estructurados, con reglas previamente establecidas, que siguen completando su desarrollo. Son juegos más activos, competitivos y gratificantes, con los que aprende a respetar las reglas del juego colectivo y compatibilizar sus intereses con los del grupo.
A los 10-12 años, el niño ya es capaz de tratar más información. Maduran las estructuras cognitivas (atención, percepción, memoria e inteligencia). Se desarrolla el pensamiento abstracto (capacidad crítica y afán por explicarlo todo). Reflexiona, plantea problemas y sopesa los pros y los contras antes de tomar una decisión.
A nivel afectivo, se va independizando de la familia, centrándose en los que son como él (para él cada vez es más importante la opinión de sus compañeros). Empieza a querer ser tratado como un adulto y pierde espontaneidad. Se inicia el distanciamiento entre ambos sexos y se refuerzan los comportamientos relacionados con él (se identifican con el papel que la sociedad asigna a hombres y mujeres, e interiorizan las correspondientes normas de conducta).
En referencia a los juegos electrónicos, constituyen oportunidades para adquirir habilidades que les serán útiles más adelante, puesto que la informática y el mundo virtual ocupan grandes áreas en casi todas las profesiones actualmente. Ofrecen todo tipo de posibilidades positivas: juegos de memoria, atención, percepción, lenguaje, etc. No existe ningún inconveniente en disponer de este tipo de juguetes siempre que se limite el tiempo de uso y se acompañe en el modo de utilización.
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