Información práctica
Estructura y función del cuerpo humanopP@)
El sistema de la estructura y función del cuerpo humano más directamente relacionado con la enfermedad renal crónica es
- el sistema urinario.
La persona, hombre o mujer, de cualquier edad o condición, es un ser multidimensional integrado, único y singular, de necesidades características, y capaz de actuar deliberadamente para alcanzar las metas que se propone, asumir la responsabilidad de su propia vida y de su propio bienestar, y relacionarse con sí mismo y con su ambiente en la dirección que ha escogido.
La idea de ser multidimensional integrado incluye las dimensiones biológica, psicológica, social y espiritual, las cuales experimentan procesos de desarrollo y se influencian mutuamente. Cada una de las dimensiones en que se describe la persona se encuentra en relación permanente y simultánea con las otras, formando un todo en el que ninguna de las cuatro se puede reducir o subordinar a otra, ni puede ser considerada de forma aislada. Por lo tanto, ante cualquier situación, la persona responde como un todo con una afectación variable de sus cuatro dimensiones. Cada dimensión conlleva unos procesos, algunos de los cuales son automáticos o inconscientes, y otros, por el contrario, son controlados o intencionados.
Teniendo siempre en mente este concepto de persona, y sólo con fines didácticos, pueden estudiarse aisladamente las modificaciones o alteraciones de algunos de los procesos de la dimensión biofisiológica (estructura y función del cuerpo humano) en diversas situaciones.
Como se manifiestapP@)
La pérdida de la función renal puede ser muy lenta (puede durar meses o años); en este caso, es probable que no se manifieste hasta que los riñones hayan dejado de trabajar. La persona no presenta síntomas o son muy inespecíficos, como inapetencia, sensación de malestar general, fatiga, dolor de cabeza, picores, piel seca, náuseas, pérdida de peso, etc. Un factor que suele estar presente durante todos los estadios de la ERC es la hipertensión arterial.
Como consecuencia de la evolución de la enfermedad renal, el número de nefronas (unidades funcionales del riñón) disminuye; las nefronas que quedan en el riñón se ven sometidas a una sobrecarga de las funciones de filtrado de la sangre, esta sobrecarga se compensa con un aumento de tamaño de las mismas. Aunque esta situación permite mantener la función renal durante un tiempo, llega un momento que estas variaciones son insuficientes para compensar la pérdida, entonces aparecen las manifestaciones clínicas.
La función endocrina del riñón también se ve alterada, ya que disminuye la producción de eritropoyetina —que es la hormona encargada de regular la producción de los glóbulos rojos, por tanto implicada en el transporte de oxígeno en sangre—; como consecuencia la persona puede sufrir una anemia. También se reduce el calcitriol —forma activa de la vitamina D responsable de la absorción de calcio en el organismo—, con un consecuente déficit de calcio.
En estadios más avanzados de la insuficiencia renal aparece el llamado síndrome urémico. Se manifiesta por una afectación en varios órganos debido a la retención de sustancias tóxicas en la sangre, por la disminución del volumen urinario, por las alteraciones hormonales, por los cambios metabólicos y por los trastornos en el equilibrio de los iones.
Las manifestaciones más importantes son:
- Sistema cardiovascular
- Edemas en la cara, en las manos y en los pies
- Insuficiencia cardiaca
- Anemia
- Hipertensión arterial sistémica
- Pericarditis o inflamación del pericardio —envoltura serosa del corazón—, por la irritación provocada por el aumento de la urea en sangre
- Sistema respiratorio
- Dificultad respiratoria (disnea), por la acumulación de líquido que el cuerpo no puede eliminar
- Sistema nervioso
- Trastornos del sueño (insomnio, síndrome de las piernas inquietas, etc.)
- Cansancio (astenia)
- Calambres en las piernas
- Síndrome de las piernas inquietas. Se trata de un trastorno neurológico caracterizado por sensaciones desagradables en las piernas y por un impulso incontrolable de moverse mientras se descansa. Los síntomas, que se activan al acostarse y al intentar relajarse, varían de intensidad: desde desagradables hasta irritantes o dolorosos.
- Alteraciones del nivel de conciencia, desde la somnolencia en la encefalopatía urémica con estupor, convulsiones y coma
- Sistema digestivo
- Pérdida de apetito (anorexia)
- Náuseas y vómitos
- Halitosis urémica: mal aliento, parecido al olor del pescado o al amoníaco
- Piel y mucosas
- Depósitos de urea en el sudor
- Picor (prurito)
- Sistema locomotor
- Dolor óseo
- Artritis (inflamación en las articulaciones)
- Miopatía (dolor muscular)
- Metabolismo
- Acidosis metabólica: eliminación renal insuficiente de ácido. La acidosis metabólica aumenta el ácido en los líquidos corporales.
- Alteraciones del metabolismo del calcio y del fósforo
- Hipercalcemia: aumento del calcio en la sangre
- Hiponatremia: disminución del sodio en la sangre
Como se diagnosticapP@)
La información necesaria para un buen diagnóstico y tratamiento se consigue a través de: 1. Historia clínica; 2. Examen físico; 3. Exploraciones complementarias
1. Historia clínica
Además de los datos habituales de edad, peso y talla, antecedentes laborales, hábitos tóxicos, alergias, antecedentes familiares y enfermedades previas, se valora también el momento de inicio y la evolución de los signos y síntomas, para determinar la posible causa de la ERC y el tiempo de evolución.
También se investiga la presencia de factores de riesgo vascular como el tabaquismo, la diabetes, la hipertensión, la dislipemia, el sedentarismo y la obesidad.
2. Examen físico
La revisión del estado general incluye el peso, la talla, el perímetro abdominal, el índice de masa corporal y la medición cuidadosa de la presión arterial.
En la exploración habitual por sistemas (respiratorio, cardíaco, abdominal, locomotor, circulatorio y piel y mucosas), se hace un especial énfasis a la exploración abdominal: mediante la palpación se busca la presencia de masas y de soplos abdominales —ruidos en la auscultación, que indicarían un flujo sanguíneo turbulento en una arteria tortuosa, estrecha o dilatada—, y si los riñones son palpables.
En la piel y las mucosas, se valora la integridad, la presencia de edemas y de lesiones vasculíticas (resultantes de la presencia de vasculitis o inflamación de los vasos sanguíneos).
En algunos casos, será necesario hacer un examen de fondo de ojo, que es una técnica que permite observar el interior del globo ocular para diagnosticar una enfermedad o para comprobar la evolución de patologías como la diabetes o la HTA.
3. Exploraciones complementarias
3.1 Analítica de sangre y de orina; 3.2 Ecografía renovesicoprostática; 3.3 La biopsia renal; 3.4 Otros
3.1 Analítica de sangre y de orina
La elevación de cifras de urea o BUN (por la sigla en inglés) o urea nitrogenada en sangre —cantidad de nitrógeno que circula en forma de urea en el torrente sanguíneo—, la creatinina en sangre y la disminución del filtrado glomerular evidenciado por la TFG confirma la presencia de una insuficiencia renal; la presencia de proteínas (proteinuria) o de sangre (hematuria) en la orina indican un origen glomerular o inmunológico de la insuficiencia renal. El historial de las analíticas de la persona confirmará o no la cronicidad de estas alteraciones.
La analítica completa para determinar la causa de la MRC y el estado evolutivo incluye hemograma, coagulación, iones, pruebas hepáticas, glicemia, lípidos, ácido úrico, proteinograma, equilibrio del ácido base, serologías del virus de la hepatitis y un estudio inmunológico.
La TFG se obtiene con una fórmula que contempla los niveles de creatinina, la edad y aspectos biológicos, teniendo en cuenta la raza y el sexo de la persona. En caso de duda, se puede hacer un análisis más detallado de la creatinina —hay determinar la creatinina en sangre y en la orina en una muestra de 24 horas, para calcular la cantidad de creatinina que se ha eliminado a través de la orina y poder evaluar la cantidad de sangre que se ha filtrado en 24 horas— o un filtrado glomerular isotópico —una inyección intravenosa de una sustancia marcada con un isótopo radiactivo o radiofármaco que, con concentraciones muy pequeñas de radiación, permite observar la zona intravenosa.
3.2 Ecografía renovesicoprostática
La ecografía o ultrasonido es la exploración de los órganos internos mediante el registro del eco de ondas electromagnéticas o acústicas enviadas hacia la zona que se examina. Las personas con insuficiencia renal crónica (IRC) habitualmente tienen los riñones de tamaño reducido, la parte más superficial del riñón o corteza es más delgada, son más densos y de color blanco. Sin embargo, en algunos casos, como en las personas con diabetes, se puede conservar el tamaño renal. Incluso, en algunas situaciones, el tamaño renal puede aumentar, como en el caso de las personas con poliquistosis renal, que tienen los riñones llenos de quistes.
3.3 La biopsia renal
La biopsia es la extracción de un fragmento pequeño de tejido —en este caso, del riñón— para analizarlo en un laboratorio de anatomía patológica. La biopsia es útil para diagnosticar la causa de la presencia de proteínas o sangre en la orina y para valorar tratamientos; por tanto, sólo se indica cuando no ha sido posible determinar la causa a través de otras pruebas.
La biopsia se puede hacer por tres vías:
- Percutánea. Se realiza por punción a través de la piel.
- Transyugular. Se hace avanzar una aguja de biopsia desde la vena yugular derecha —en el cuello— hasta la vena renal con control radiológico a través del árbol venoso para obtener una muestra del tejido del riñón. Sólo se utiliza en situaciones especiales.
- Abierta. Debe hacerse a través de una incisión quirúrgica; está indicada cuando es necesario un fragmento de tejido más grande.
La biopsia de elección es la percutánea.
- Biopsia percutánea. Se realiza en el hospital. Antes de la exploración se pide una analítica para asegurar que la coagulación sea correcta. La prueba tiene una duración aproximada de 20 a 30 minutos. Se realiza con anestesia local y bajo control ecográfico; mediante una punción con una aguja a través de la piel se obtiene una pequeña muestra de tejido del riñón, que se analizará en el laboratorio de anatomía patológica. Después de la punción, es necesario aplicar una compresión en la zona durante unos minutos, que debe estar en reposo durante 24 horas, ya que durante este tiempo pueden aparecer el 90 % de las complicaciones importantes, como dolor en la zona de punción, mareo, hematoma o sangrado. Pasado este periodo de tiempo, se hace una ecografía de control; si el resultado de la ecografía es normal y no ha habido ninguna complicación, la persona puede ser dada de alta y deberá hacer un reposo relativo en su domicilio durante una semana.
3.4 Otros
En algunos casos puede ser necesario realizar otras pruebas de imagen, como una tomografía computarizada (TAC) o una resonancia nuclear magnética (RNM), o incluso un estudio vascular renal (AngioTAC o AngioRNM), que consiste en inyectar en la vena un medio de contraste para ver si alguna vena está taponada por un trombo, por ejemplo.
TratamientopP@)
El tratamiento de la enfermedad renal crónica depende de la fase evolutiva:
1. Fase inicial
1.1 Estilo de vida saludable (1.1.1 Control de los factores de riesgo cardiovascular; 1.1.2 Realizar actividad física regular; 1.1.3 La dieta)
1.2 Tratamiento farmacológico (1.2.1 IECA; 1.2.2 ARA II; 1.2.3 Estimuladores de la eritropoetina; 1.2.4 Fármacos para tratar el hiperparatiroidismo secundario)
2.1 El estilo de vida saludable
2.3 Tratamiento sustitutivo renal (2.3.1 La dialisis; 2.3.2 Otras técnicas depurativas; 2.3.3 Trasplante renal)
1. Fase inicial
El tratamiento en la fase inicial consiste en adoptar un estilo de vida saludable y en seguir un tratamiento farmacológico para corregir desequilibrios metabólicos sistémicos y preservar la función renal residual. Los objetivos del tratamiento son alcanzar y mantener una presión arterial menor o igual a 130/85 mmHg y reducir la proteinuria (proteínas en la orina).
1.1 Estilo de vida saludable
El estilo de vida saludable incluye prevenir factores de riesgo cardiovascular, practicar actividad física de forma regular y seguir una dieta.
1.1.1 Control de los factores de riesgo cardiovascular
- No consumir tabaco
El tabaco puede dañar el riñón indirectamente, ya que tiene un efecto vasoconstrictor (de estrechamiento) de las arterias que aumenta la presión arterial. Y también puede afectar al riñón de manera directa, al activar el sistema nervioso simpático (parte del sistema nervioso responsable de la inervación de los músculos lisos, del músculo cardíaco y las glándulas de todo el organismo), lo que puede acelerar la progresión de la insuficiencia renal. Además, la nicotina provoca alteraciones hemodinámicas y en la excreción de agua y electrolitos.
Por tanto, el tabaco induce cambios funcionales, altera la forma y la estructura de los vasos sanguíneos, conlleva daño tubular renal, acelera la progresión de las etapas finales de la insuficiencia renal y se asocia a un incremento de proteínas en la orina. Aunque el abandono del tabaco no revierte totalmente estos cambios, sí tiene un impacto positivo en la progresión de la enfermedad renal crónica.
Consejo de salud: dejar de fumar - Reducir el consumo de alcohol
El consumo excesivo de alcohol de forma prolongada puede dañar las células, puede aumentar las posibilidades de daño renal, evita que los riñones mantengan el equilibrio de los minerales y líquidos del cuerpo e impide la capacidad de filtrado. - Controlar los niveles de glucosa en personas con diabetes
Un mal control de la diabetes acelera la aparición de una ERC. Un control óptimo de los niveles de glucosa y un estricto seguimiento del tratamiento —dieta, ejercicio y medicación cuando sea necesario— disminuye el riesgo de aparición o de agravamiento de la ERC. - Controlar la presión arterial
La hipertensión arterial es un factor de riesgo de la ERC, a la vez es una de sus causas principales. Hay que controlar sus cifras, mediante un seguimiento estricto del tratamiento: dieta sin sal, ejercicio y medicación. El objetivo es que los valores sean inferiores a 130/80 mmHg, y si hay proteínas en la orina, inferiores a 125/75mmHg. Para asegurar que estos objetivos se alcanzan y se mantienen es importante autocontrolar de manera regular de la presión arterial, en el domicilio o en la farmacia. - Controlar los niveles de colesterol
Hay diferentes tipos de colesterol y todos son necesarios para realizar las funciones corporales. Los más importantes son el colesterol LDL (Low Density Lipoprotein por sus siglas en inglés) o malo, que es el encargado de conducir el colesterol hacia el interior de las células para que realice sus funciones, y el colesterol HDL (High Density Lipoprotein por sus siglas en inglés) o bueno, que es el encargado de eliminar el exceso de colesterol de la sangre.
En una situación normal, en la sangre hay la cantidad necesaria de cada tipo de colesterol, y éste circula por las arterias sin problemas. Sin embargo, si aumenta la cantidad total, el colesterol HDL no lo puede eliminar y el colesterol LDL puede acumularse en las paredes de las arterias y dificultar la circulación de la sangre.
Este exceso de colesterol puede llegar a obturar los vasos sanguíneos y evitar que la sangre llegue a un área determinada en el cuerpo; cuando la sangre no llega a los vasos del corazón, se da la llamada enfermedad coronaria, que puede provocar un ataque cardíaco. En las personas con ERC, la enfermedad coronaria es muy común.
Cuando la obturación se produce en las arterias de los riñones, llega menos sangre y estos responden de manera errónea, como si la presión arterial estuviera baja, y secretan hormonas para retener más sal y agua, lo que eleva la presión arterial. - Reducir el consumo de grasas saturadas y de colesterol
- Se debe consumir leche y productos lácteos desnatados.
- Hay que evitar el consumo de nata, mantequilla, manteca, lácteos enteros o yema de huevo y no se deben utilizar estos productos para elaborar salsas como la bechamel o la mayonesa.
- No se deben consumir productos de pastelería industrial (croissants, magdalenas o churros) o postres elaborados con lácteos enteros o huevo.
- Hay que evitar el consumo de aperitivos como patatas fritas o cortezas de cerdo y alimentos precocinados.
- Es preferible consumir carnes blancas como el pollo, el pavo o el conejo. Se pueden comer carnes magras (cerdo, cordero o ternera) siempre que se quite la grasa visible. Las raciones de carne deben ser inferiores a 150 g. Se desaconsejan los embutidos, las vísceras, las hamburguesas, las salchichas, el pato y los patés.
- Se debe utilizar aceite de oliva para cocinar o aliñar y evitar otros tipos de aceite, como el de coco, de palma, de girasol, de colza, de maíz, de semillas de uva, de sésamo o de orujo.
- Las cocciones recomendadas son hervidos, al vapor o a la plancha, y hay que evitar los alimentos fritos.
- Hay que consumir diariamente alimentos con un contenido alto en fibra, de 25 a 30 g/día, en forma de verduras y hortalizas, frutas, legumbres y productos integrales. El menú debe incluir un mínimo de dos o tres raciones diarias de fruta y verdura. Los farináceos (cereales y pan) deben ser preferentemente integrales.
- Hay que consumir entre 1 y 5 raciones de frutos secos sin cáscara por semana, en sustitución de grasas saturadas. Una ración equivale a 7 nueces o 24 almendras o avellanas.
- Hay que consumir pescado al menos tres veces por semana, preferentemente pescado azul —sardina, caballa, salmón o atún—, por el alto contenido en grasas omega-3.
- Se debe reducir el consumo de yemas de huevo a un máximo de tres por semana.
- Hay que consumir uno o dos gramos al día de estanoles y esteroles vegetales, presentes en algunos yogures (Danacol®, Benecol®), ya que estas sustancias reducen la absorción de colesterol.
- Hay que limitar el consumo de alcohol a un vaso de vino tinto durante las comidas principales (dos vasos al día como máximo).
- En cuanto a las formas de cocción, se aconseja cocinar a la plancha, al vapor, al horno, en el microondas o hervir, y evitar los fritos, especialmente los rebozados.
- Controlar el exceso de peso
Hay evidencias que indican que mantener un peso adecuado ayuda a controlar enfermedades crónicas como la ERC y que los adultos jóvenes con sobrepeso son más propensos a desarrollar una enfermedad renal cuando son adultos. Además, el sobrepeso aumenta la tensión arterial, y la tensión arterial es perjudicial para los riñones.
Sobrepeso y obesidad problemas de salud relacionados
Consejos de salud para controlar el sobrepeso y la obesidad
1.1.2 Realizar actividad física regular
Es importante incorporar la actividad física en la vida diaria. Hay que hacer un ejercicio moderado pero constante y evitar las actividades físicas más extenuantes y los deportes de riesgo, como por ejemplo el squash, el submarinismo, el paracaidismo, etc. Hay deportes, como el levantamiento de pesas, que pueden aumentar los valores de la presión arterial, por lo tanto también se deberían evitar.
Los ejercicios más recomendables son:
- Caminar. Es una actividad accesible para todo el mundo y cada persona la puede hacer a su ritmo. Se puede empezar caminando un mínimo de 15 minutos cada día y cada semana caminar 5 minutos más o hasta que la persona se note cansada, hasta llegar a caminar 1 hora al día.
- Natación. Es aconsejable para personas con problemas en las articulaciones. Se recomienda nadar de 30 a 45 minutos al día, 3 o 4 veces a la semana.
Consejos de salud ante la actividad física y los problemas de salud cardiovascular.
Consejos de salud ante el sobrepeso y la obesidad.
1.1.3 La dieta
La dieta depende del estado nutricional de la persona, del momento de evolución de la ERC y de los resultados de la analítica. Puede ser necesaria una dieta baja en sal, con una restricción leve de proteínas, baja en fósforo o baja en potasio.
La reducción de la aportación de sal o su eliminación de la dieta ayudará a controlar la presión arterial, la sensación de sed y los edemas (retención de líquidos).
Tipos de alimentos | Alimentos permitidos | Alimentos de consumo moderado | Alimentos restringidos |
---|---|---|---|
Verdura | Todas las frescas | Congeladas preparadas para hervir Envasadas con agua Zumos sin conservantes |
Alimentos precocinados, como congelados, instantáneos, sopas de sobre, pastillas de caldo, zumos, salsas, conservas, etc. |
Fruta | Todas las frescas: enteras, en zumo o en batido |
Envasadas en agua o almíbar Zumos sin conservantes |
Caramelos, pastillas con extracto de fruta, bombones rellenos de fruta, etc. |
Frutos secos | Todos naturales | Fruta deshidratada | Frutos secos salados |
Farináceos | Arroz, patatas, pasta blanca o integral fresca, harinas y sémolas naturales | Legumbres envasadas en agua | Alimentos preparados, como rellenos en salsa, chips, pizza, croqueta, empanadas, preparados instantáneos, etc. |
Pan y biscotes | Normales o integrales, frescos o envasados sin sal | ||
Pastelería, dulces, mermeladas | Caseros con levadura de pastelería y sin sal | Galletas, dulces sin relleno y sin sal Miel y mermeladas |
Pastelería y pastelería industrial a granel o envasada |
Huevos | Frescos | ||
Lácteos |
Leche, leches vegetales, kéfir, yogures y cuajada Quesos frescos sin sal y requesón |
Los quesos frescos bajos en sodio contienen 300 mg de sal (la ración no debe superar los 40 g) | Todo el resto de quesos Postres lácteos, leche en polvo, leche condensada, etc. |
Carne | Ternera, buey, pollo, pavo, avestruz, cerdo, cordero y caballo | Ahumados, curados y deshidratados | |
Pescado Marisco Crustáceos |
Sardinas, atún, merluza, rape, gambas, lenguado, salmón, etc. | ||
Embutidos | Jamón y charcutería baja en sodio (la ración no debe superar los 40 g) | Todos | |
Grasas | Mantequilla y margarina sin sal Aceite de oliva, de soja, de girasol, etc. Mayonesa casera y crema de leche |
Mantequilla y margarina saladas | |
Condimentos | Ajo, cebolla, perejil y limón Hierbas y especias Vinagres |
Mostaza Edulcorantes artificiales Sales vegetales y minerales bicarbonatos |
|
Bebidas | Agua sin gas Refrescos de cola sin gas, zumos de fruta caseros, café descafeinado e infusiones |
Café y té muy diluidos Té de fruta |
Infusiones laxantes |
Fuente: Unidad de Nefrología. Consorcio Hospitalario de Vic
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Consejos a la hora de cocinar una dieta baja en sal.
- Se recomienda utilizar cocciones que conserven el sabor de los alimentos, como al vapor, a la plancha o estofados.
- Hacer sopas con muchas verduras para que sean más sabrosas.
- Para hervir la verdura, se ha de usar poca agua y dejar que hierva el tiempo justo (de 15 a 20 minutos).
- Las patatas hervidas con piel son más sabrosas.
- Se recomienda cocinar con aceite de oliva. Se puede combinar con aceites sabrosos o perfumados, por ejemplo, con ajo, orégano, tomillo o guindilla.
Para complementar información sobre el control de la sal en la dieta: The National Kidney Foundation
Las proteínas son nutrientes muy importantes para que el organismo funcione correctamente y son esenciales e insustituibles en una dieta equilibrada. Forman el 20 % de la estructura corporal humana e intervienen en muchas actividades fundamentales para el buen funcionamiento del cuerpo.
Las proteínas al descomponerse producen urea, un residuo normalmente filtrado por los riñones y excretado a través de la orina. Cuando aumenta el nivel de urea en la sangre los riñones tienen que trabajar más para eliminarla.
Cuando se reduce la tasa de filtrado glomerular y la persona no hace diálisis, el consumo de proteínas debe reducirse a 0,6 g/kg de al día. De estas proteínas, el 60% debe ser de alto valor biológico (procedentes de alimentos de origen animal como carne, huevos, leche o pescado) y el resto de bajo valor biológico (alimentos de origen vegetal como legumbres, granos, frutos secos y semillas).
Una vez iniciada la diálisis, que sustituye la función renal y filtra las sustancias de desecho, es necesario aumentar el aporte de proteínas para ayudar al cuerpo a recuperar o reparar la pérdida de los tejidos. Entonces se recomienda incluir en cada comida proteínas de alto valor biológico, es decir, carne, pescado, aves de corral o huevos, hasta un total de 220 a 280 gramos diarios.
El fósforo es un elemento químico que se elimina del cuerpo principalmente por la orina. Unos niveles altos de fósforo pueden dar manifestaciones como, por ejemplo, picor; pero a largo plazo el fósforo tiene efectos negativos muy importantes.
A menudo sin dar síntomas, el fósforo se acumula en la sangre y esto hace que el cuerpo extraiga el calcio de los huesos y los debilita, con consecuencias como molestias en los huesos y en las articulaciones o fracturas.
Es importante seguir una dieta baja en fósforo.
Alimentos que hay que restringir:
- Queso curado, seco, semiseco y quesos de untar de vaca, de cabra o de oveja
- Leche de vaca
- Frutos secos (pistachos, almendras, cacahuetes, piñones, nueces, avellanas, etc.)
- Vísceras (tripas, cerebro, hígado, riñón, etc.)
- Legumbres (garbanzos, guisantes, grano de soja, judías secas, habas, lentejas, etc.)
- Productos integrales
- Yema de huevo
- Chocolate y derivados
- Bebidas tipo cola. Se pueden tomar refrescos como la gaseosa y la tónica, que no tienen fósforo.
Alimentos con bajo contenido de fósforo:
- Leche de almendras, leche condensada, bebidas de soja o horchata
- El queso camembert (60 % materia grasa) y el queso fresco de vaca son los que menos fósforo tienen, se puede tomar 30 g 2 o 3 veces por semana como máximo.
- Huevos, una vez por semana, ya que la yema contiene mucho fósforo. Se pueden consumir las claras más a menudo.
- Legumbres, una vez por semana como máximo; se recomienda que acompañen el segundo plato en una cantidad similar a un plato de café.
- Pasta y arroz; pero se debe evitar la pasta de huevo.
- Pan sin sal, menos de 200 g al día
El exceso de potasio es eliminado por los riñones en la orina. Pero cuando los riñones no funcionan bien no son capaces de eliminar la cantidad necesaria y el potasio se acumula en la sangre. El exceso de potasio en sangre puede conllevar una situación de urgencia por el riesgo de arritmias cardíacas.
Clasificación de los alimentos que se pueden consumir según el contenido de potasio:
Alimentos | Consumo diario | Consumo moderado (2 o 3 veces semana) | Consumo restringido |
---|---|---|---|
Fruta | Limón, pera, manzana, mandarina y sandía | Fresa, grosella, ciruela, higo, cereza, naranja y piña natural | Melocotón, melón, uva, plátano, aguacate, nectarina y albaricoque |
Frutos secos | Castañas, higos secos, dátiles, cacahuetes, avellanas, nueces, pasas, almendras, pistachos y albaricoques secos | ||
Huevos, leche y derivados | Natillas, cuajada, flan de huevo y yogur | Huevo, leche entera | Leche en polvo |
Pescado y marisco | Atún, sardina, calamar y sepia | Cangrejo, gamba, langosta, cigala, bacalao fresco, bacalao seco, mero, rape, lubina, merluza, lenguado y trucha |
Almejas, berberechos, mejillones y sardina de lata |
Carne y embutidos | Bacón, morcilla y jamón del país |
Carne de buey, gallina, codorniz y pollo. Chorizo, lomo, jamón dulce, sobrasada y foie gras |
Ternera, cordero, conejo, pavo real, liebre y cerdo |
Mantequillas y aceites | Aceite de oliva | ||
Queso | Emmental, gruyer, camembert, roquefort parmesano |
Queso de Burgos | Quesos muy curados |
Pan, bollería, cereales y pasta | Galletas, magdalenas, croissants y pan blanco | Pasta | Cereales integrales |
Legumbres y verduras | Cebolla, pepino y puré de patata | Calabaza, cebolla, col, rábano, pimiento, puerro, zanahoria, tomate y judía verde | Tomate triturado en conserva, legumbres y espinacas |
Otros | Arroz blanco | Vísceras | Setas, chocolate, ketchup, sal vegetal, regaliz y sopa de sobre |
Fuente: Unidad de Nefrología. Consorci Hospitalari de Vic
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1.2 Tratamiento farmacológico
El objetivo del tratamiento farmacológico consistirá en corregir los desequilibrios metabólicos sistémicos y en preservar la función renal residual.
1.2.1 IECA: inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina (captopril, enalapril, ramipril, lisinopril y trandolapril)
La angiotensina II es una hormona producida de forma natural por los riñones. Esta hormona une sus receptores a los vasos arteriales e induce la contracción de la musculatura de las arterias; este estrechamiento del diámetro de las arterias incrementa la resistencia al paso de la sangre y, consecuentemente, aumenta la presión arterial. Además, la angiotensina II también estimula las glándulas suprarrenales para producir aldosterona, una hormona que favorece la retención de sal. Estos efectos no son deseables en la persona con IC.
Los fármacos IECA anulan los efectos de la angiotensina II. Como anulan la producción de la angiotensina II, evitan el efecto vasoconstrictor y estimulador de la producción de aldosterona.
Los IECA relajan la musculatura de las arterias y, en consecuencia, reducen la presión arterial y mejoran la función del ventrículo, ya que encuentra menos resistencia para vaciarse.
Efectos secundarios. Debido a la reducción de la presión arterial pueden aparecer episodios de mareo; para evitarlos el médico puede prescribir la primera dosis por la noche. Se ha de vigilar la administración en personas con trastornos de la función renal, ya que los IECA pueden empeorar la función del riñón, por este motivo es necesario hacer controles analíticos regulares que determinen los valores de urea, de creatinina y de potasio en la sangre. Otros efectos secundarios son la tos seca y las alteraciones del gusto.
Recomendaciones
- Hay que controlar regularmente y con frecuencia la presión arterial (PA), especialmente antes de tomar la medicación.
- Para reducir la sensación de mareo, se pueden tener en cuenta las siguientes recomendaciones:
- No realizar cambios repentinos de postura.
- Por la mañana, para salir de la cama, es preferible mantenerse durante un minuto en sentado y, posteriormente, ponerse de pie.
- Si la persona se siente mareada después de tomar la medicación, lo comunicará al equipo de salud.
- En caso de tos seca persistente, la persona también lo comunicará al equipo de salud, que considerará si hay que modificar el tratamiento.
- Deben realizarse los controles analíticos establecidos por el equipo de salud, al menos cada seis meses.
1.2.2 ARA II: antagonistas de los receptores de la angiotensina (losartán, valsartán y candesartán)
Estos fármacos también reducen la presión arterial y mejoran la función del ventrículo, pero a través de un mecanismo de acción diferente de los IECA. Con los ARA II se produce angiotensina II, pero los fármacos bloquean los receptores de la angiotensina II situados en los vasos arteriales. Como los receptores están bloqueados, la angiotensina natural no puede unirse a ellos y, por tanto, no puede ejercer la función vasoconstrictora y de aumento de la presión arterial, ni estimular las glándulas suprarrenales para producir aldosterona, una hormona que favorece la retención de sal.
Los efectos de los ARA II y los IECA son muy similares, por lo que los ARA II se recomiendan a personas con intolerancia a los IECA.
Efectos secundarios. Los efectos secundarios principales son hipotensión, mareo, alteraciones del gusto y trastornos en la función renal, por lo que es necesario controlar regularmente la función del riñón y los niveles de potasio en la sangre. A diferencia de los IECA, los ARA II no producen tos.
Recomendaciones
- Hay que controlar regularmente y con frecuencia la presión arterial (PA), especialmente antes de tomar la medicación.
- Para reducir la sensación de mareo, se tendrán en cuenta las siguientes recomendaciones:
- No hacer cambios repentinos de posición.
- Por la mañana, para salir de la cama, es preferible mantenerse durante un minuto sentado y, posteriormente, ponerse de pie.
- Si la persona se siente mareada después de tomar la medicación, lo comunicará al equipo de salud.
- Hay que hacer los controles analíticos establecidos por el equipo de salud, al menos cada seis meses.
1.2.3 Estimuladores del eritopoyetina
En las personas con una enfermedad renal, la causa principal de anemia es un déficit de eritropoyetina, una hormona producida por el riñón que es el estimulador principal de la producción de hematíes. Cuando la ERC avanza hay que administrar estimulantes de la eritropoyesis para incentivar la formación natural de glóbulos rojos en la médula ósea. Si, además, hay una carencia de hierro se deberá administrar también hierro, por vía oral o vía intramuscular.
1.2.4 Fármacos para tratar el hiperparatiroidismo secundario
El hiperparatiroidismo secundario es un trastorno endocrino causado por el aumento de las glándulas paratiroides (link a EIFCH glándula paratiroides), las cuales generan un exceso de hormona paratiroidea (PTH).
Las glándulas paratiroideas, en condiciones normales, mantienen los niveles de calcio y fósforo del cuerpo, además tienen una función importante en los sistemas esquelético, gastrointestinal, renal, muscular y en el sistema nervioso central.
Las personas con una MRC sufren una reducción del filtrado glomerular y el riñón es incapaz de eliminar el fósforo que se va acumulando en la sangre; el organismo, para mantener el equilibrio entre el fósforo y el calcio, disminuye el calcio de la sangre. Cuando los niveles de calcio de la sangre son demasiado bajos, se incrementa la producción de la hormona paratiroidea (PTH), que es responsable, entre otros, de mantener un equilibrio entre el fósforo y el calcio. El aumento de esta hormona provoca el llamado hiperparatiroidismo secundario, que fuerza la salida de calcio de los huesos para normalizar su nivel en la sangre. La descalcificación ósea reduce la densidad de los huesos, deteriora su estructura interna, los debilita y aumenta la probabilidad de sufrir fracturas con golpes pequeños, con movimientos bruscos o incluso con el peso del cuerpo.
Además, el hiperparatiroidismo secundario provoca un déficit en la absorción intestinal de calcio por una producción menor del metabolismo activo de vitamina D, que es la encargada de regular el paso del calcio a los huesos. La falta de vitamina D disminuye la reabsorción intestinal de calcio, provoca una carencia en la mineralización de los huesos y éstos comienzan a debilitarse.
Los fármacos habitualmente utilizados para tratar el hiperparatiroidismo secundario son los quelantes del fósforo, la vitamina D y los calcimimèticos.
- Quelantes del fósforo (carbonato de lantano)
Son pastillas o cápsulas que ayudan a controlar los niveles del fósforo del cuerpo. Actúan como esponjas: absorben el fósforo de los alimentos mientras aún están en el estómago y de esta manera evitan que el fósforo pase a la sangre y llegue a los riñones; el fósforo absorbido es eliminado con las heces. Para que este medicamento pueda hacer el efecto deseado, es muy importante tomarlo junto con los alimentos. - Vitamina D (calcitriol y paricalcitol)
La administración de vitamina D promueve la absorción del calcio en el intestino e inhibe la secreción de la paratohormona o la hormona paratiroidea (PTH), y de esta manera ayuda a frenar la salida de calcio de los huesos. - Calcimiméticos (cinacalcet)
Los calcimiméticos se unen de forma específica al receptor sensible al calcio de la glándula paratiroides, para hacerlo más sensible a esta sustancia. Con este medicamento, la glándula entiende que hay suficiente nivel de calcio en el organismo y reduce la liberación de la hormona paratiroidea, de este modo se reducen los niveles de calcio y fósforo en sangre.
2. Fase avanzada
2.1. El estilo de vida saludable
En esta fase, el estilo de vida recomendado es el mismo que en la fase inicial aunque se deben tener en cuenta algunas especificidades.
Las personas que siguen un tratamiento de diálisis deben vigilar la cantidad de líquidos que beben, porque los líquidos sobrantes no se eliminan a través de los riñones, se acumulan y provocan un sobrepeso entre sesión y sesión de diálisis.
Una acumulación excesiva de líquido puede afectar a los pulmones y dificultar la respiración, y con el tiempo también puede afectar al corazón y provocar, incluso, una insuficiencia cardiaca. Un exceso de peso entre sesión y sesión de diálisis puede provocar mareo y rampas; además, puede que la persona no pueda eliminar todo el líquido sobrante en una sesión de diálisis. Por esta razón es importante no ganar más de un kilo al día.
El volumen de líquido diario que puede tomar una persona que sigue un tratamiento de diálisis equivale a la cantidad de orina diaria que excreta más medio litro. En la restricción de líquidos, además del agua, se incluyen refrescos, leche, sopas, helados, hielo, gelatinas, yogur y algunas frutas muy ricas en agua, como la sandía.
Mientras se sigue un tratamiento de diálisis, las bebidas aconsejables son el agua, el zumo de limón, los helados de hielo y los granizados, el té y las infusiones suaves (poleo, manzanilla, té verde, etc.). Los refrescos comerciales, las bebidas alcohólicas, el café y los preparados deshidratados (sopas o caldos comerciales) están desaconsejados.
Para reducir el aporte de líquidos se pueden tener en cuenta las siguientes recomendaciones:
- Evitar los alimentos salados.
- Ponerse trocitos de hielo en la boca para refrescarse (8 cubitos equivalen a 1 vaso de agua).
- Mojarse el cuerpo los días cálidos.
- Usar vasos pequeños o tazas pequeñas.
- Tomar los líquidos muy calientes o muy fríos, ya que se tarda más tiempo en beberlos.
- Preparar y chupar helados de manzanilla con limón.
- Añadir zumo de limón al té o al agua mineral.
- Chupar caramelos de limón o masticar chicle.
- Mojarse los labios con torundas empapadas y zumo de limón o glicerina.
2.2 Tratamiento farmacológico
El objetivo del tratamiento farmacológico es el mismo que en la fase inicial para corregir los desequilibrios metabólicos sistémicos.
2.3 Tratamiento sustitutivo renal
Cuando la MRC está en una fase avanzada —habitualmente estadio 5—, es necesario el tratamiento sustitutivo renal (TSR), que se clasifica en:
2.3.1 La diálisis, 2.3.2 Otras técnicas depurativas y 2.3.3 Trasplante renal
2.3.1 La diálisis
La diálisis es una técnica de depuración sanguínea extracorpórea utilizada para suplir algunas de las funciones del riñón, como la eliminación del líquido sobrante del cuerpo y de los productos tóxicos que se han acumulado en la sangre.
Hay dos tipos de diálisis: la hemodiálisis y la diálisis peritoneal.
Actualmente, es la forma más habitual para tratar la ERC en estadios avanzados, como tratamiento definitivo o como tratamiento previo al trasplante renal. Para hacerla se necesita un equipo profesional altamente cualificado para garantizar la atención de la persona, tanto en la sesión de HD como en el seguimiento clínico entre sesiones, y unas instalaciones adecuadas —normalmente un hospital o centro especializado—, con una planta de tratamiento del agua.
Para hacer este tratamiento hay una máquina compleja con un filtro dializador, unos tubos conductores de la sangre y unas soluciones que hacen de líquido depurador. La sangre sale del cuerpo a través de un tubo (vía de acceso vascular) y entra en un dializador (filtro de doble compartimiento); el dializador la sangre circula por un circuito en un sentido y el líquido de diálisis, que baña el circuito, circula en sentido contrario. Los dos líquidos, la sangre y líquido de diálisis, están separados por una membrana semipermeable que permite el paso de los productos tóxicos más pequeños como la urea, la creatinina y el exceso de líquido, los cuales son eliminados; en cambio, las células sanguíneas (glóbulos rojos y blancos, plaquetas), las proteínas y otros elementos necesarios se quedan en la sangre, ya que son demasiado grandes para atravesar la membrana.
La composición específica del líquido depurador depende las necesidades especiales de cada persona o de los resultados de los análisis de sangre y se puede modificar.
El tratamiento se hace normalmente durante tres días a la semana y dura unas cuatro horas. Este tiempo puede variar teniendo en cuenta algunos factores: el grado de funcionamiento de los riñones, el peso de la persona o el aumento de peso desde la última sesión diálisis, las sustancias tóxicas acumuladas y el tipo de dializador del centro de diálisis.
Para poder hacer la hemodiálisis se necesita un acceso vascular, que puede ser una fístula arteriovenosa interna (FAVI), que se practica en las extremidades superiores por medio de una cirugía menor, o un catéter venoso central temporal o permanente que llega hasta una vena central.
1. La FAVI es la primera opción de acceso. Se hace por cirugía con una sutura de una vena superficial a una arteria cercana. Cuando la fístula madura, se obtiene una vena superficial dilatada con un flujo de sangre similar al de una arteria, en la que se nota el latido, fácilmente canalizable, de paredes gruesas y que permite ser puncionada numerosas veces. Hay que intentar hacer la fístula al menos tres meses antes del inicio del tratamiento para poder puncionarla con normalidad.
Después de la cirugía hay que aplicar los cuidados siguientes:
Estar unas horas en reposo para evitar la hipotensión.
- Vigilar que la herida no sangre.
- Colocar el brazo elevado por encima de la altura del corazón para evitar edemas y compresiones y para favorecer el retorno venoso.
- Colocar el brazo en posición normal para caminar o estar de pie.
- Las primeras 48 h después de la intervención, no se puede tocar ni mojar el apósito. Si se ha de cambiar, hay que acudir al CAP (Centro de Atención Primaria).
A partir de la primera semana, se realizarán los cuidados siguientes:
- Se recomienda hacer ejercicios isométricos, por ejemplo, abrir y cerrar la mano.
- Se debe cuidar la zona con una buena higiene local y protegerla de posibles golpes.
- No se deben sujetar pesos, ni llevar prendas ni objetos que compriman el brazo afectado, ni apoyarse mucho rato sobre el brazo de la FAVI.
- Se deben evitar los cambios bruscos de temperatura.
- No se debe tomar la presión arterial ni hacer ninguna punción en el brazo de la FAVI sino es para la hemodiálisis.
Es importante que la persona sepa cuáles son los signos y síntomas de alerta locales —sensación de frío, entumecimiento y debilidad de la extremidad, enrojecimiento, supuración, hinchazón, dolor y hemorràgia— y generales —fundamentalmente, fiebre. Si aparecen estos síntomas se debe acudir al centro de salud.
2. Catéter venoso central temporal o permanente
Es el acceso para la hemodiálisis que se utiliza cuando no se puede hacer una FAVI, no conviene hacerlo o se debe hacer un acceso rápido para hacer una hemodiálisis urgente. Se pueden clasificar en catéteres no tunelizados, para un uso inferior a 3 o 4 semanas; y catéteres tunelizados, cuando se pretende usar durante más de 4 semanas.
Catéter no tunelizado
Se pincha una vena, se introduce el catéter y se hace avanzar hasta llegar a la vena cava superior, a unos centímetros de su desembocadura en el lado derecho del corazón. Estos catéteres son tubos largos de poliuretano, semirrígidos y de una longitud entre 15 y 25 cm, según la vena que se canaliza. Tienen la ventaja de que se pueden colocar en la cama del enfermo y se pueden utilizar de forma inmediata.
La localización preferente para introducir el catéter venoso central es la vena yugular interna; la vena subclavia no se utiliza por la alta incidencia de estenosis (estrechamiento). La vena femoral es una buena opción cuando se tiene que hacer hemodiálisis, hemoperfusión o plasmaféresis durante menos de una semana o en enfermos con dificultades para asumir la posición de decúbito supino —en la cama boca arriba.
Catéter tunelizado
Se introduce a través de la vena yugular interna o subclavia. La punta (extremo proximal) se canaliza hasta llegar a la vena cava superior, desde allí se hace avanzar hasta unos centímetros antes de su desembocadura en el lado derecho del corazón; el otro extremo del tubo (el distal) se hace salir a la pared del tórax a través de un túnel practicado en el tejido subcutáneo (bajo la piel). Lleva un carrete de dacrón o poliéster en la parte tunelitzada —en la parte que hay en el tejido subcutáneo—, que tiene como objetivo provocar fibrosis (un desarrollo excesivo de tejido conectivo fibroso a consecuencia de un proceso reparativo o reactivo) para impedir el paso de agentes infecciosos y actuar como anclaje.
Las venas del cuerpo humano: ver imagen
Los catéteres se han de colocar en salas especiales (quirófano, sala de radiología, etc.). Se pueden usar inmediatamente, pero es preferible esperar de 24 a 48 horas. Pueden estar implantados durante meses o años, porque tienen una baja incidencia de infección.
Sin embargo, requieren unos cuidados enfermeros periódicos de mantenimiento:
- El catéter sólo puede ser manipulado por personal especializado y sólo debe utilizarse para las conexiones al circuito de hemodiálisis, que se deben hacer bajo medidas universales de asepsia.
- El personal enfermero hace las curas del orificio de salida una vez por semana; si la persona suda profusamente o el apósito se ha humedecido, se ha despegado o se ha ensuciado los cuidados deben hacerse con más frecuencia.
- Se recomienda usar como antiséptico clorhexidina al 2 %, ya que la povidona yodada puede dañar el catéter o corroerse hasta el punto de romperlo.
- No se deben aplicar solventes orgánicos (acetona o éter) en la piel para cambiar apósitos, ni colocar tiras autoadhesivas estériles en el punto cutáneo de inserción.
- El orificio se debe cubrir con un apósito que impida macerar la piel y el extremo del catéter se debe cubrir con otro apósito acolchado para evitar tracciones.
- No se recomienda sumergir el catéter en el agua. Mientras la persona se ducha el catéter y la conexión deben protegerse con un recubrimiento impermeable.
Se basa en el mismo proceso de filtración que la hemodiálisis, pero, en lugar de usar una máquina —o riñón artificial— como filtro, se utiliza la membrana peritoneal o peritoneo de la persona.
La cara interna de la pared abdominal y los órganos que hay en ella están recubiertos por una membrana serosa llamada peritoneo, muy rica en vasos sanguíneos. Para hacer la DP se introduce una solución dializante en la cavidad peritoneal a través de un catéter, colocado en el abdomen mediante una intervención quirúrgica menor; la solución dializante está separada de la sangre por el peritoneo, que es una membrana semipermeable. Las células de la sangre son demasiado grandes para atravesar el peritoneo, pero el agua y algunas sustancias tóxicas para el organismo, como la urea, son capaces de atravesarlo y llegar a la solución dializante, que permanece en la cavidad abdominal durante un tiempo para que se produzca el intercambio de sustancias. Las sustancias que han atravesado la barrera peritoneal se expulsan al exterior junto con el líquido dializado a través del catéter. Este proceso se llama intercambio peritoneal.
La DP, la lleva a cabo la persona en su domicilio. Previamente el equipo de diálisis peritoneal, formado personal enfermero y médico, debe entrenar la persona para llevar a cabo el tratamiento; además, el equipo asesora, controla y hace el seguimiento de la aplicación correcta de la diálisis.
Durante 2 o 4 semanas después de insertar el catéter, que es el período de asentamiento, es necesario que la persona portadora siga los siguientes consejos.
- Se deben hacer los mínimos esfuerzos posibles y limitar la actividad física cuando el líquido de diálisis esté en el abdomen.
- El catéter en el orificio de salida no se puede mover y no debe estar sumergido en el agua de forma prolongada, ya que puede retrasar la cicatrización y aumentar el riesgo de infección; por lo tanto hay que evitar los baños y actividades como la natación.
- Regularmente se realizarán los cuidados en el orificio de salida que indique el personal enfermero y vigilar la aparición de posibles signos de infección, como dolor abdominal, enrojecimiento, inflamación del orificio de salida del catéter y fiebre.
Durante la ducha diaria, hay que seguir las siguientes recomendaciones:
- Se deben quitar las gasas y sujetar el catéter con esparadrapo, para evitar que cuelgue.
- Se debe utilizar jabón neutro y lavar también la zona del orificio. No se deben utilizar esponjas, manoplas ni jabón en pastilla.
- Se debe enjuagar bien la piel de la zona del orificio de salida del catéter.
- Para secar el orificio del catéter, se utilizarán gasas estériles en lugar de toalla.
- Si el orificio se deja al aire, hay que sujetar el catéter, para evitar tirones con el esparadrapo o con la ropa interior.
Tipos de diálisis peritoneal:
- DP continúa ambulatoria. Es la forma de DP más habitual. Es una técnica manual que consiste en hacer 4 intercambios de sustancias al día, con 3 o 4 horas de permanencia del líquido en la cavidad peritoneal. La DP se debe hacer durante el día para respetar las 8 h de sueño.
- DP automatizada. Es un procedimiento de DP automático. Una máquina llamada cicladora encarga de infundir y drenar el líquido peritoneal mientras la persona duerme.
Una posible complicación de la DP es la peritonitis, que es la infección de la membrana peritoneal, usada para hacer el intercambio de líquidos, por la entrada de un microorganismo a través del orificio de salida del catéter peritoneal o a través de la propia luz del catéter, debido a una mala manipulación al realizar el intercambio peritoneal.
Es importante detectar y tratar de forma precoz la peritonitis; por eso la persona debe conocer los signos y síntomas de esta complicación, que son dolor abdominal, fiebre y líquido peritoneal turbio.
2.3.2 Otras técnicas depurativas
Existen otras técnicas de depuración sanguínea extracorpórea.
a) Hemodiafiltración en línea
Es una técnica de diálisis que combina los principios de difusión —procedimiento por el que se transportan moléculas de una zona de alta concentración molecular a una zona de menor concentración, hasta que el soluto es igual en todo el espacio ocupado por el solvente— y de convección —procedimiento mediante el cual se produce el paso del líquido y de los solutos al otro lado de la membrana por la aplicación de presión a un lado de la membrana semipermeable. Esta técnica intenta acercarse a la función renal fisiológica. El líquido de diálisis debe ser de alta calidad, con un agua ultrapura que tiene que pasar por al menos dos filtros (que la máquina de diálisis ya tiene incorporados) antes de que llegue a la sangre de la persona.
b) Hemodiafiltración en línea con reinfusión endógena
Esta técnica es como la anterior, pero la máquina lleva un sistema de cámaras para absorber toxinas urèmiques.
c) Plasmaféresis
Es una técnica que consiste en sustituir el plasma, es decir, la fracción líquida que no contiene células, de la sangre. Se extrae la sangre del cuerpo y se procesa de forma que el plasma se separa de las células sanguíneas (glóbulos blancos o leucocitos, glóbulos rojos o hematíes y plaquetas); después, se vuelven a inyectar las células sanguíneas sin plasma junto con una solución de reposición, que suele ser albúmina humana al 5 % (proteína) o plasma fresco. De esta manera, se eliminan de la sangre de la persona elementos patógenos responsables de la enfermedad, como anticuerpos, complejos inmunitarios, toxinas, etc.
2.3.3 Trasplante renal
Consiste en implantar un riñón de otra persona mediante una intervención quirúrgica, después de haber hecho un estudio para determinar la compatibilidad entre la persona donante y la receptora y el estado general de salud de la persona receptora. Habitualmente se trasplanta un solo riñón, ya que un único riñón sano garantiza una buena función renal.
El riñón trasplantado puede ser de un donante vivo o de una persona muerta recientemente. Los donantes vivos pueden ser familiares —el riñón puede pasar de padres a hijos o de hijos a padres o de un hermano a otro— o personas no familiares vinculadas afectivamente o no con el receptor.
La intervención quirúrgica, la hace un cirujano especialista. Se practica una incisión en la parte inferior del área abdominal, donde se coloca el riñón nuevo y se conectan la arteria y la vena del riñón nuevo a la arteria y la vena de la pelvis (arteria y vena ilíacas). La sangre debe circular a través del riñón nuevo, que produce orina como lo hacían los riñones sanos de la persona receptora. Entonces el conducto del riñón trasplantado que transporta la orina (el uréter) se conecta a la vejiga, la orina pasa directamente a la vejiga y se elimina al exterior. Los riñones propios se dejan en su lugar, siempre que no sea necesario extraerlos por alguna patología o porque son demasiado grandes.
La persona debe estar ingresada de 7 a 10 días y deberá seguir controles analíticos por parte del equipo médico durante 1 o 2 meses.
Aunque antes del trasplante se ha determinado la compatibilidad entre la persona donante y la receptora, existe el riesgo de rechazo del nuevo riñón. Para evitar el rechazo, la persona deberá tomar durante toda la vida unos medicamentos que inhiben la respuesta inmunitaria, es la llamada terapia inmunosupresora. El equipo médico debe controlar y seguir esta terapia, ya que puede tener efectos secundarios.
El trasplante renal puede mejorar de manera espectacular la salud de la persona intervenida; sin embargo toda la vida tendrá que hacer todo el tratamiento y controlarlo, y seguir una dieta y hábitos de vida saludables.
Control de la situación de saludpP@)
Para gestionar de forma adecuada los cuidados de salud, es necesario que la persona afectada de una MRC conozca su estado de salud y lo controle, con el objetivo de alcanzar un alto grado de independencia y llevar una vida tan normal como sea posible.
Hay diferentes recursos que pueden ayudar a que las personas afectadas tengan mejor calidad de vida.
1. Las fuentes de información, 2. Asociaciones de pacientes y grupos de ayuda mutua, 3. Gestionar los certificados de grado de discapacidad o invalidez, 4. Las terapias complementarias, 5. Participación activa en programas de educación para la salud.
1. Las fuentes de información
Actualmente, en el marco de la era digital, hay mucha información; por eso hay que buscar la información en sitios web avalados, de organizaciones de profesionales de la salud, de centros especializados que tratan la ERC, de asociaciones científicas y de revistas especializadas. Es importante que las fuentes de información de Internet sean seguras y de calidad, por eso se pueden usar instrumentos de apoyo accesibles para todo el mundo, como el cuestionario para avalar sitios webs sanitarios según criterios europeos, que ayuda a discriminar si una fuente es fiable o no.
A pesar de ello, la comunicación con el equipo de salud es la mejor manera de obtener información cuando hay dudas sobre la ERC, sobre el tratamiento, sobre los efectos secundarios u otras cuestiones que puedan surgir.
2. Asociaciones de pacientes y grupos de ayuda mutua
Son agrupaciones de personas que tienen un mismo problema de salud y que buscan apoyo mutuo para conocer mejor la patología y el tratamiento.
La Federación Nacional de Asociaciones para la Lucha contra las Enfermedades de Riñón (ALCER) ofrece los siguientes servicios: gestión de plazas de diálisis, agenda de actividades, consulta de dudas de la insuficiencia renal (IR), mapa de centros de diálisis, mapa de entidades ALCER y bolsa de trabajo, entre otros.
La Asociación de Enfermos del Riñón de Cataluña (ADER) fomenta los derechos, la rehabilitación y la mejora de la calidad de vida de las personas con ERC. Intenta dar asistencia en aspectos médicos, sociales y psicológicos personales a personas con una enfermedad renal.
3. Gestionar los certificados de grado de discapacidad y de invalidez
Para gestionar los certificados de discapacidad o invalidez, el servicio de nefrología debe facilitar los informes médicos pertinentes necesarios.
La valoración de la discapacidad se expresa en porcentaje siguiendo criterios técnicos unificados fijados en el baremo establecido por el Real Decreto 1971/1999, de 23 de diciembre, y en las modificaciones introducidas por el Real Decreto 1856/2009, de 4 de diciembre.
Se puede encontrar más información en: ALCER
4. Las terapias complementarias
Algunas terapias complementarias pueden ser útiles, siempre que complementen el tratamiento dialítico y en ningún caso el sustituyan. Por ejemplo, la acupuntura puede ser útil para controlar el prurito que suele acompañar la ERC, y que puede ir desde picor esporádica a un prurito intenso que impida el descanso diurno y nocturno.
Consejos de salud: Terapias complementarias
5. Participación activa en programas de educación para la salud
Conocer y potenciar factores y conductas de protección puede ayudar tanto a controlar la enfermedad como a mejorar la salud.
El curso de la ERC depende, en gran medida, de los conocimientos que la persona tiene sobre la enfermedad y del grado de adaptación, por eso la persona debe asumir la gestión de sus cuidados de salud. En este sentido, es recomendable la asistencia a un programa de educación para la salud adaptado a cada persona. La educación para la salud se basa en la transmisión de conocimientos, y en la transmisión de habilidades —como buscar información de calidad— y actitudes —por ejemplo, la participación activa— que permitan llevar estos conocimientos a la práctica. Estos programas abordan el proceso o la evolución natural de la enfermedad, la dieta, la higiene y los hábitos de vida saludables, la prevención de factores de riesgo cardiovascular, el tratamiento farmacológico y las diversas modalidades de tratamiento sustitutivo renal (TSR).
Para que la educación para la salud sea eficaz y eficiente, es necesario determinar los conocimientos que tiene la persona sobre los aspectos siguientes:
- La anatomía y las funciones de los riñones y el papel que tienen en el equilibrio de los líquidos y los electrolitos del cuerpo.
- El proceso de la enfermedad renal crónica, los signos y los síntomas que puede presentar, y los cambios que puede conllevar la ERC en el estilo de vida.
- La dieta prescrita, el objetivo que se persigue con los cambios en la alimentación, los alimentos recomendados y los no recomendados, y las pautas para adaptar los cambios en la dieta habitual de cada persona.
- La higiene y los hábitos de vida saludables más adecuados, el grado y el tipo de actividad física aconsejada, y los hábitos nocivos para la salud: tabaco, alcohol y drogas ilegales.
- La medicación. Los fármacos (el nombre genérico y el comercial), las dosis, la vía y la duración del tratamiento, los efectos secundarios, el horario más apropiado para tomarlos, las posibles interacciones, los signos y los síntomas que requieren la consulta con el profesional de la salud de referencia, etc.
- Las TSR. En qué consisten las modalidades terapéuticas —HD, DP y TR—, las pruebas previas a la terapia y los controles habituales, los tipos de acceso, los cuidados locales de la vía de acceso, etc.
Situaciones de vidas relacionadaspP@)
1. Viajar, 2. Actividad laboral, 3. Sexualidad
1. Viajar
Es imprescindible preparar el viaje de manera anticipada para seguir el tratamiento correctamente. Hay que hablar con el equipo de salud antes de planear un viaje; por tanto se desaconsejan las reservas de última hora.
Si la persona con ERC debe viajar, es necesario que lleve un informe médico actualizado que recoja los diagnósticos previos, los datos de los últimos análisis y el tratamiento.
La persona con una ERC que no necesita diálisis pero que debe ir a menudo a la consulta médica es necesario que mantenga unos hábitos de vida saludables, tome la medicación prescrita y respete las fechas de las visitas médicas.
La persona que sigue un tratamiento con diálisis peritoneal debe hacer una previsión del líquido peritoneal que necesitará. A través de la unidad de diálisis del centro donde se controla el tratamiento dialítico o de la empresa que suministra las bolsas de líquido peritoneal, se puede gestionar una entrega del tratamiento por mensajería en el lugar de destino.
Si la persona está en tratamiento con hemodiálisis, deberá tener cerca una unidad de hemodiálisis para hacer el tratamiento. Actualmente, hay muchos destinos turísticos preparados, incluso cruceros especiales diseñados para personas que hacen diálisis. La persona deberá hacer las gestiones pertinentes para reservar una plaza en la unidad de diálisis del lugar de destino para asegurarse de que hay plazas disponibles durante la estancia.
Antes de iniciar las sesiones en el centro de diálisis nuevo, los profesionales deberán disponer de los últimos análisis de los datos del tratamiento dialítico y farmacológico y de la historia clínica.
Si se viaja al extranjero, habrá que buscar información del destino antes de hacer el viaje para saber si se puede acudir a un centro de diálisis.
Se aconseja llevar varios medicamentos en la maleta y unos cuantos en el bolso por si uno de los dos se pierde.
Los medicamentos que deben mantenerse en frío —por ejemplo, las inyecciones de darbepoetina — se han de envolver con una bolsa de plástico y guardar en una nevera pequeña o con cubitos para transportarlos.
Hay que evitar la sobreexposición solar y utilizar cremas protectoras solares con un factor de protección alto.
2. Actividad laboral
El tratamiento dialítico, de entrada, no debe comportar una incapacidad laboral; de hecho, la actividad laboral ayuda a la persona a relacionarse ya sentirse realizada. Sin embargo, hay factores que influyen en la actividad laboral de la persona con ERC, como la edad, la ocupación y la causa de la ERC. Si la persona con una ERC trabaja, es necesario que el trabajo cumpla los requisitos siguientes:
- No debe ser un trabajo con cambios de horarios, ni con turnos, ni con un horario nocturno.
- No se deben hacer esfuerzos físicos continuados o descompensados.
- No debe haber ningún riesgo de infección.
Sin embargo, si debido al tratamiento dialítico la capacidad laboral de la persona disminuye, se puede solicitar una pensión por incapacidad laboral o profesional. Se puede pedir más información en las oficinas de atención al público de la Seguridad Social.
En este enlace se puede consultar como solicitar el certificado de discapacidad.
3. Sexualidad
Las personas con ERC avanzada ven reducida la producción de las hormonas que controlan los impulsos sexuales. Además, algunos de los medicamentos prescritos, el cansancio causado por la anemia, una mala tolerancia de la diálisis y factores emocionales vinculados a la ERC, como el estrés, la depresión o la ansiedad pueden reducir o inhibir el deseo sexual.
Las mujeres pueden presentar trastornos hormonales que alteran la menstruación y los hombres pueden presentar diferentes grados de impotencia debido a la disminución de la hormona sexual masculina (testosterona).
Si se presentan estas situaciones, hay que plantearlas al equipo de salud para buscar las soluciones más adecuadas para cada persona.
Problemas de salud relacionadospP@)
La ERC puede conllevar algunos problemas de salud que se han descrito en el bloque Manifestaciones. Además, también puede haber complicaciones, aunque son poco frecuentes y muchas personas no presentarán ninguna.
El control de la enfermedad y de la situación de salud de cada persona es básico para detectar de forma precoz estas complicaciones y poder iniciar el tratamiento adecuado.
Los problemas de salud más frecuentes son:
- Anemia grave
- Hemorragia de estómago o de intestinos
- Dolor óseo y muscular
- Hipoglucemia o hiperglucemia
- Neuropatía periférica (dolor en las piernas y los brazos causado por la alteración de los nervios)
- Derrame pleural (acumulación de líquido en la cavidad pleural)
- Complicaciones cardiovasculares, como insuficiencia cardíaca congestiva (mal funcionamiento del corazón), arteriopatía coronaria (taponamiento de las arterias que irrigan el corazón), pericarditis (inflamación de la membrana que recubre el corazón) o accidente cerebrovascular (ataque de apoplejía)
- Niveles altos de fósforo en sangre, que pueden provocar picores en todo el cuerpo
- Niveles altos de potasio en sangre, que conllevan el riesgo de paro cardiaco
- Aumento del riesgo de infecciones
- Insuficiencia hepática
- Desnutrición
- Osteoporosis y aumento del riesgo de fracturas
- Hiperparatiroidismo secundario (HPTS). El cuerpo genera un exceso de hormona paratiroidea (PTH), producida por cuatro glándulas pequeñas situadas en el cuello junto a la glándula tiroides. Los niveles normales de PTH garantizan que haya las cantidades adecuadas de calcio y fósforo en la sangre para mantener sanos los huesos, el corazón, los músculos, los nervios y los vasos sanguíneos. Los niveles altos de PTH alteran el equilibrio del calcio y del fósforo de todo el cuerpo: hacen que los niveles de calcio en la sangre sean demasiado bajos y los de fósforo, demasiado altos.
- El prurito es un problema común en las personas que hacen hemodiálisis. La mayoría de veces es crónico ya veces puede aumentar durante la diálisis. La causa exacta del prurito es desconocida y se ha relacionado directamente, entre otros, con el grado de fallo renal; con el hiperparatiroidismo secundario; la anemia ferropénica (falta de hierro); el aumento en sangre de los niveles de urea y de creatinina (productos de desecho), de fósforo, de magnesio, de calcio y de aluminio, y con un tiempo prolongado de tratamiento dialítico.
Hay que tener en cuenta las siguientes recomendaciones: - En la medida posible, la persona debe evitar rascarse y frotar las áreas afectadas, y llevar las uñas cortas y limpias para prevenir la aparición de lesiones cutáneas por el rascado.
- Ducharse durante poco rato con agua tibia.
- Utilizar ropa de algodón o de seda en lugar de lana y tejidos sintéticos.
- Reducir la exposición al polvo y ambientes muy cálidos o secos.
- Evitar el estrés y la ansiedad.
- Hidratar diariamente la piel con cremas emolientes.
Para calmar el prurito, en algunos casos puede ser eficaz la fototerapia con radiación ultravioleta o antihistamínicos orales.
Factores y conductas de protecciónpP@)
Muchas las enfermedades renales tienen una causa desconocida, por ello es difícil establecer factores y conductas de protección que eviten su aparición. Sin embargo, un buen control de algunas enfermedades como la hipertensión arterial (HTA) o la diabetes puede ser un factor de protección o puede disminuir el riesgo de padecer una enfermedad renal.
1. Controlar la hipertensión (HTA); 2. Controlar la diabetes; 3. Limitar el uso de los antiinflamatorios no esteroideos (AINE); 4. Evitar las infecciones de orina; 5. Prevenir la formación de piedras o cálculos renales; 6. Hacer un buen seguimiento del embarazo.
1. Controlar la hipertensión (HTA)
Es una de las causas principales de la ERC. La presión arterial alta daña los vasos sanguíneos de los riñones, y si los riñones se deterioran, se altera la secreción de la renina —enzima implicada que regula la tensión arterial— y se desencadena una HTA o se agrava si ya existe.
Recomendaciones generales
- Dieta baja en sal
- Evitar hábitos tóxicos: consumir tabaco, alcohol y drogas ilegales
- Realizar actividad física de forma regular, de intensidad ligera y moderada
- Mantener el peso adecuado
- Reducir el estrés
- Seguir correctamente el tratamiento farmacológico; respetar la dosis, la vía y el horario prescrito y no dejar el tratamiento aunque la persona se encuentre bien.
- Para un control óptimo de la HTA, se recomienda el autocontrol de la tensión arterial en el domicilio, ya que los datos son más fiables que en la consulta, donde pueden ser superiores por el fenómeno de la bata blanca.
2. Controlar la diabetes
Es importante controlar correctamente la diabetes para evitar la ERC, ya que es uno de los factores de riesgo de sufrir una enfermedad arterial o arteriopatía, junto con la hipertensión, el aumento del colesterol en sangre y el consumo de tabaco.
La arteriopatía es una de las complicaciones de la diabetes a largo plazo y afecta a todas las arterias del cuerpo; se divide en dos grandes bloques:
- Macroangiopatía o trastornos de las arterias grandes y medianas. Las lesiones provocadas por la diabetes no se diferencian de las causadas por la arteriosclerosis.
- Microangiopatía o lesiones de los vasos pequeños. Es la lesión específica y diferenciada de las personas con diabetes; afecta a las arterias más pequeñas, arteriolas y capilares, que se estrechan o se cierran. Aunque se ha observado en todos los vasos del cuerpo, afecta especialmente a los capilares de la retina (retinopatía diabética), de los pies (pie diabético) y del riñón, y en este caso a causa de la llamada nefropatía diabética.
La nefropatía diabética lesiona los glomérulos renales, que es la unidad funcional anatómica del riñón, donde se produce la orina a partir del filtrado de la sangre. Inicialmente estas lesiones no producen síntomas ni signos, pero a medida que la enfermedad progresa empiezan a aparecer en la orina sustancias anormales, como una proteína llamada albúmina (albuminuria), primero, en cantidades pequeñas, que aumentan a medida que avanza la lesión renal.
De forma gradual, y dependiendo del compromiso de la función del riñón, aparecen también otros síntomas, como ascitis (acumulación de líquido en el abdomen), edemas de las extremidades inferiores (hinchazón causada por la retención de líquidos), pérdida de apetito, cansancio o picor generalizado (prurito), entre otros.
Finalmente, el riñón puede llegar a perder por completo la capacidad de filtrado de las sustancias tóxicas del organismo, situación que da lugar a la enfermedad renal crónica.
3. Limitar el uso de los antiinflamatorios no esteroideos (AINE)
Están desaconsejados para las personas con insuficiencia renal. Consumirlos de forma prolongada tiene un efecto tóxico para el riñón; si es necesario tomar, hay que hacerlo bajo un estricto control médico para evitar en lo posible las lesiones del riñón.
4. Evitar las infecciones de orina
Si bien en general las infecciones urinarias no conllevan consecuencias graves, pueden provocar un daño renal definitivo o agravarse en algunas personas. Se encuentran en un grupo de riesgo las personas que sufren alteraciones anatómicas —por ejemplo, malformaciones de nacimiento— y funcionales —por ejemplo, vejiga neurogénica (las lesiones de una parte del sistema nervioso causan la pérdida de las funciones normales de la vejiga) —, las personas con cuerpos extraños en las vías urinarias —por ejemplo sondas, catéteres, piedras, etc.— o personas con condiciones que favorecen las infecciones —por ejemplo, personas que sufren una disminución o pérdida de la función inmunitaria, o personas con diabetes mellitus.
Para prevenir la aparición de infecciones urinarias, se deberán en cuenta las siguientes recomendaciones.
- Se ha de orinar frecuentemente.
- Se deben ingerir líquidos abundantes y se debe evitar el alcohol y las bebidas con cafeína.
- Es importante incluir en la dieta alimentos ricos en vitamina C, ya que acidifican la orina; se recomiendan los cítricos o los arándanos rojos que, además de contener vitamina C, contienen sustancias de acción antioxidante —antocianinas y carotenoides— que ayudan a prevenir las infecciones urinarias.
- Hay que evitar el estreñimiento y la diarrea.
- Las mujeres es necesario que se limpien correctamente los genitales: desde delante hacia atrás, para no arrastrar gérmenes del ano hacia el meato urinario.
Si las infecciones son repetitivas, se deberá hacer un estudio para detectar anomalías en la vía excretora, como el reflujo vesiculouretral u otras malformaciones.
5. Prevenir la formación de piedras o cálculos renales
Siempre que no esté contraindicado, se recomienda beber dos litros de líquido al día. Si se forman piedras por acumulación de calcio (el calcio forma el 75 % —85 % de los cálculos), de oxalatos o de ácido úrico, se deberá adaptar la alimentación.
- Acumulación de calcio. Se deben limitar los lácteos y los alimentos ricos en este mineral.
- Acumulación de oxalatos. Se deben reducir las fuentes de esta sustancia: tomates, judías, chocolate, espinacas, té, etc.
- Acumulación de ácido úrico. Se debe evitar la carne roja y el marisco.
6. Hacer un buen seguimiento del embarazo
Es necesario llevar un buen control de la presión arterial e intentar detectar de forma precoz las proteínas en la orina, para evitar la infección de las vías urinarias y asegurar un seguimiento óptimo del embarazo y del bebé.
Factores y conductas de riesgopP@)
En la ERC, conocer los factores y las conductas de riesgo es importante para poder incidir en los factores de riesgo modificables y para evitar o modificar las conductas contraproducentes, con el objetivo de detener o retrasar la aparición o la progresión de la enfermedad. La persona que se encuentra en una fase avanzada de la enfermedad renal debe conocer las señales de alarma para acudir al profesional de salud de referencia.
1. Factores de riesgo de aparición de la enfermedad renal crónica
2. Factores de riesgo en la progresión de la ERC
1. Factores de riesgo de aparición de la enfermedad renal crónica
1.1 Factores no modificables; 1.2 Factores modificables
1.1 Factores no modificables
- Edad. Superar los 60 años es un factor de riesgo de ERC, pero no un factor de progresión, más allá del deterioro funcional que conlleva el envejecimiento.
- Sexo. Los hombres presentan un mayor deterioro del filtrado glomerular.
- Predisposición genética. Los antecedentes familiares predisponen a padecer la enfermedad renal.
- Factor racial. En Estados Unidos se ha observado una mayor incidencia de enfermedad renal avanzada en la población afroamericana. Esta circunstancia se atribuye, principalmente, a la mayor prevalencia de hipertensión arterial grave, a las peores circunstancias socioeconómicas de este grupo de población y a posibles factores genéticos.
- Bajo peso al nacer. La persona que nace con bajo peso tiene un número de nefronas (unidad funcional y estructural básica del riñón) inferior al normal; esta circunstancia se vincula a un mayor riesgo de desarrollo posterior de la MRC.
- Bajo nivel social, cultural y económico. Una situación social desfavorecida se asocia a una peor salud en general y a una mayor probabilidad de desarrollar enfermedades como la hipertensión arterial o la diabetes, factores de riesgo de la ERC.
1.2 Factores modificables
1.2.1 Tabaquismo; 1.2.2 Consumo de alcohol; 1.2.3 Aumento de las proteínas en la orina (proteinuria); 1.2.4 Consumo de antiinflamatorios no esteroideos (AINE); 1.2.5 Nivel de ácido úrico en la sangre; 1.2.6 Sobrepeso y obesidad; 1.2.7 El mal control de la HTA y la diabetes
1.2.1 Tabaquismo
La nicotina que contiene el tabaco provoca una disminución del tamaño de las arterias, lo que incrementa la presión arterial y afecta a la hemodinámica renal. Además, el tabaco disminuye la disponibilidad de oxígeno de los tejidos, ya que la hemoglobina —que tiene la función de captar oxígeno a los pulmones y transportarlo a las células del cuerpo— tiene más afinidad por el monóxido de carbono —presente en humo del tabaco— que por el oxígeno. Por tanto, el tabaco disminuye el oxígeno de la sangre circulante y aumenta la carboxihemoglobina (unión de la hemoglobina con el monóxido de carbono). Es, pues, prioritario abandonar el consumo de tabaco.
1.2.2 Consumo de alcohol
El abuso en el consumo de alcohol favorece la aparición de una HTA y es un factor de aumento de la progresión de la ERC. Si es necesario, hay que acudir al centro de salud de referencia para iniciar un programa de desintoxicación.
1.2.3 Aumento de las proteínas en la orina (proteinuria) por encima de la cantidad considerada normal
Los riñones filtran la sangre del cuerpo y separan los elementos residuales de las sustancias nutritivas y eliminan lo que el cuerpo no necesita a través de la orina. Pero el riñón no elimina las proteínas. Si una cantidad alta de proteínas llega a la orina indica que los riñones no trabajan correctamente. La determinación de la proteinuria normalmente se hace en una muestra de orina de 24 horas; como es complicado garantizar toda la recogida, determinar de manera simultánea la creatinina permite establecer las proteínas totales. Se considera proteinuria cuando hay más de 300 mg proteínas en la orina de 24 h.
La proteinuria se clasifica en tres tipos:
Orina de 24 h (mg/24h) | Muestra aislada Albúmina: creatinina (mg/g) |
Muestra aislada Proteínas: creatinina (mg/mg) |
|
Normal | < 30 | < 30 | < 0,15 = < 150mg/24h |
Microalbúmina | 30—300 | 0—300 | < 0,15 |
Macroalbúmina | > 300 | > 300 | > 0,3 |
La presencia de microalbúmina durante más de 3 meses es un factor de riesgo de deterioro renal progresivo y de enfermedades cardíacas adversas. En estos casos, hay que proteger el riñón y modificar los factores de riesgo cardiovascular.
Para evitar el aumento de la proteinuria, se recomienda seguir una dieta con restricción de proteínas.
1.2.4 Consumo de antiinflamatorios no esteroideos (AINE)
Los AINE tienen un efecto tóxico sobre los riñones. Por ello no se deben tomar de forma regular durante un período de tiempo prolongado, ya que pueden provocar daños renales y desencadenar una MRC.
1.2.5 Nivel de ácido úrico en la sangre
El ácido úrico es un producto de desecho procedente de la descomposición de las purinas, que son unas sustancias presentes en algunos alimentos y bebidas.
La mayor parte del ácido úrico se elimina a través de los riñones con la orina. Si se produce demasiado ácido úrico o se elimina menos de lo normal, aumenta su nivel en sangre, lo que puede dar lugar a una hiperuricemia. Una hiperuricemia puede dañar el riñón a través de mecanismos diversos, tales como la precipitación de los cristales de ácido úrico en el interior de los riñones.
La dieta tiene un papel muy destacado en la prevención y el tratamiento de la hiperuricemia.
Los alimentos con un contenido alto en purinas son:
- Todas las carnes (como el hígado), los extractos de carne y las salsas
- Las anchoas y la caballa
- Levaduras y extractos de levadura (como la cerveza o bebidas alcohólicas)
- Espárragos, espinacas, judías, guisantes, lentejas, avena, coliflor y hongos
Los alimentos bajos en purinas son:
- Cereales refinados: panes, pastas, harina, tapioca, tortas, etc.
- Leche y productos lácteos
- Huevos
- Lechuga, tomates y la mayoría de los vegetales verdes
- Sopas y cremas hechas sin carne
- Agua, jugo de fruta y bebidas con gas
- Mantequilla de cacahuete, frutas y nueces
1.2.6 Sobrepeso y obesidad
Son dos factores de riesgo de padecer enfermedades crónicas (enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial, hiperlipemias, diabetes tipo 2, etc.), las cuales, además de empeorar la calidad de vida, son factores de riesgo de sufrir una ERC.
Hay que mantener un peso adecuado, teniendo en cuenta la edad, el sexo, la constitución corporal y la situación de vida.
Consejos asociados a mantener un peso adecuado.
1.2.7 El mal control de la HTA y la diabetes
La HTA y la diabetes son dos de las causas principales de la MRC y factores de riesgo para una mala evolución de la enfermedad renal.
- Hipertensión. El aumento crónico y continuado de la presión de la sangre contra las paredes de los vasos sanguíneos provoca daños en los vasos y reduce el suministro de sangre a los riñones. Un buen control de la presión arterial mejora la calidad de vida y aumenta la esperanza de vida. Para controlar la HTA, se deben seguir medidas higiénico-dietéticas, complementadas a menudo con un tratamiento farmacológico.
- La diabetes mal controlada puede provocar lesiones en todas las arterias del cuerpo, incluyendo las de los riñones. El daño a las arterias renales puede causar una nefropatía diabética. Para controlar la diabetes, hay que seguir una dieta adecuada y hacer los ejercicios recomendados; estas medidas, a veces, se deben completar con tratamiento farmacológico por vía oral (antidiabéticos orales) o parenteral (insulina).
2. Factores de riesgo en la progresión de la ERC
2.1 Aportación excesiva de potasio en la alimentación
Si no se puede eliminar el exceso de potasio del organismo, este se acumula y esta acumulación puede provocar una pérdida de fuerza muscular. Esto puede dificultar la coordinación movimientos, puede comportar arritmias e, incluso, paro cardíaco y muerte. Si después de un consumo excesivo de alimentos ricos en potasio aparece debilidad muscular, pesadez y hormigueo en las extremidades y alteraciones del ritmo cardíaco, la persona debe ser tratada de manera inmediata.
2.2 Aportación excesiva de líquidos en la dieta
Una ingesta excesiva de líquidos o de sal puede provocar un edema agudo de pulmón, que se manifiesta con dificultades respiratorias y que se intensifica si la persona está tumbada. El exceso de líquido se debe tratar de manera urgente, ya que con el tiempo la dificultad de respirar aumenta y puede provocar paro cardiaco.
2.3 Aportación excesiva de fósforo
Los niveles altos de fósforo en sangre se asocian a una progresión más rápida del FG, y se manifiestan con prurito y debilidad en los huesos.
Repercusiones personales, familiares y socialespP@)
El diagnóstico de una ERC cambia percepción que tiene una persona de sí misma y la manera de concebir su vida. La reacción ante el diagnóstico depende de la personalidad, del entorno familiar y social, de los recursos económicos y del momento en que aparece la ERC.
Hay herramientas que pueden ayudar a gestionar de manera saludable la nueva situación, como talleres en grupo, sesiones informativas, terapias psicológicas e incluso jornadas donde hay personas con la misma situación para compartir experiencias.
El diagnóstico de la enfermedad y las nuevas situaciones asociadas, por ejemplo el tratamiento de diálisis, provocan un impacto emocional a la persona y a la familia con varias fases adaptativas.
- Negación o rechazo. Aparecen sentimientos y pensamientos difíciles de canalizar, del estilo «Esto no me puede pasar a mí.», «Es un error. », «¡No es posible!», dirigidos a la misma persona, a la familia o a los profesionales.
- Ira. Se suele sentir rabia, odio y rencor por lo que se ha perdido o por lo que no se tiene.
- Regresión o disociación. Se idealiza de manera exagerada lo que ya no se tiene, y no hay nada que apoye la nueva situación.
- Depresión. A medida que la negación, la ira y la agresividad desaparecen, surge la tristeza y se empieza a admitir la existencia de la ERC.
- Aceptación. Se asumen los cambios y se reorganizan las actividades de la vida diaria de acuerdo con la nueva situación.
En este proceso de aceptación es necesario que haya una relación de confianza con el equipo asistencial. Esto ayudará a identificar y a reforzar los puntos fuertes de la persona y sus capacidades para afrontar de la mejor forma posible las repercusiones inevitables de la nueva situación:
- Reacciones emocionales intensas: miedo, tristeza, hostilidad, culpa, etc.
- Disminución de la autoestima frente a la pérdida de funciones corporales, los cambios laborales, los cambios en la imagen corporal y la necesidad de ayuda de terceras personas
- Sentimientos de impotencia
- Estrés emocional
- Aislamiento social debido a la pérdida de las relaciones personales. Para contrarrestar la situación, se puede contactar con los grupos de ayuda mutua.
Información de apoyo:
- Los tipos de pérdidas
- Factores y conductas de protección en el proceso de duelo
- Federación Nacional de Asociaciones para la Lucha contra las Enfermedades del Riñón (ALCER)
Comentarios
Enlaces de interés
1. Fuentes de interés general
2. Sociedades Profesionales
- Societat catalana de nefrología
- Sociedad española de enfermería nefrológica
- The National Kidney Foundation
3. Asociaciones/grupos de ayuda mutua
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Mª Teresa Luis Rodrigo
Enfermera. Profesora Emérita de la Escuela de Enfermería de la Universidad de Barcelona. Se ha interesado desde hace años en el desarrollo y la utilización de las terminologías enfermeras (de diagnósticos, intervenciones y resultados), desde una concepción disciplinar de los cuidados. Conferenciante y ponente en foros de discusión y formación profesional. Autora de Los diagnósticos enfermeros. Revisión crítica y guía práctica (8ª ed., Madrid: Elsevier, 2008) y de De la teoría a la práctica. El pensamiento de Virginia Henderson en el siglo XXI (3ª ed., Barcelona: Masson, 2005), así como de numerosos artículos en distintas revistas científicas.
Hasta diciembre de 2016 formó parte de la dirección científica y disciplinaria de la Infermera virtual y, como tal, ha participado en la elaboración de los conceptos nucleares que guían el contenido de la web, ha asesorado en cuanto a su construcción y en la selección de los temas a abordar, de igual modo, ha colaborado, siempre desde la perspectiva científica y disciplinaria, en la revisión de los contenidos elaborados por los autores y en la revisión final del material elaborado antes de publicarlo en la web.
Gisel Fontanet Cornudella
Máster en educación para la salud (UDL). Postgrado en Enfermería psicosocial y salud mental (UB).
Actualmente es gestora de desarrollo de personas de la Unidad de Gestión del Conocimiento de la Fundación Sanitaria Mollet. Miembro del Consejo Asesor Fundación TICSALUT 2014-2017, del grupo @MWC_nursing, entre otros.
Hasta abril de 2015, ha sido adjunta en la Dirección de Programas del COIB llevando a cargo la dirección y coordinación del proyecto Infermera virtual y hasta diciembre de 2016 la dirección de la elaboración y el mantenimiento de los contenidos de Infermera virtual en lo que a su vertiente estructural y pedagógica se refiere, y como asesora del proyecto. Considera que las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) e Internet y, en general, la red 2.0 son un canal de comunicación e interacción con y para los ciudadanos, con un gran potencial para la promoción de la autonomía e independencia de las personas en el control y mejora de su salud, como complemento de la atención presencial y continuidad de los cuidados, puesto que es un medio a través del que la persona poco a poco expresa sus necesidades, deseos o inquietudes. Esta información es primordial para conocer el sujeto de la educación y en el cuidar.
Desde 1998, su actividad profesional se desarrolla en el marco de la promoción y la educación para la salud. Fue coordinadora y enfermera asistencial durante 6 años de la Unidad de educación para la salud en la atención a personas afectadas de un problema de salud crónico del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, donde intercaló de forma pionera la atención presencial y virtual. Ha ido centrando su línea de trabajo en el desarrollo de proyectos en el campo de la tecnología de la información y la comunicación (TIC), en el ámbito de la salud.
Es autora de diversas publicaciones, tanto en el registro escrito como en el audiovisual, y de documentos de opinión referentes a la promoción y educación para la salud. Ha colaborado y ha participado en varias jornadas, espacios de debate y estudios de investigación, entre otros, relacionados con la aplicación de las TIC en el ámbito de la salud. Ha iniciado líneas de trabajo en el marco de la promoción y educación para la salud en la escuela, como contexto de ejercicio de la enfermera. Fué miembro fundador del grupo Innovación y Tecnología del COIB @itcoib.
Roser Castells Baró
Llicenciada en filologia catalana (UB), màster en escriptura per a la televisió i el cinema (UAB), i postgraduada en reportatge de televisió (UPF). Ha treballat com a lingüista especialitzada en llenguatges tècnics i científics al Centre de Terminologia Termcat, i com a assessora lingüística i traductora a la "Revista de la Reial Acadèmia de Medicina de Catalunya", entre altres entitats. Actualment, compagina l'activitat com a lingüista amb la de guionista. Ha col·laborat en la realització de diversos vídeos didàctics per al COIB.
Laia Claramunt Fonts
Máster en Medicina Tropical y Salud Internacional (2003-2004) Universidad Autónoma de Barcelona. Trabaja en el Consorcio Hospitalario de Vic (CHV) desde el mes de junio del 1994 y en el servicio de Nefrología desde el año 1997.
Ha trabajado en Cooperación Internacional con la ONG de Médicos sin Fronteras del año 2004 al 2006 en los paises africanos de RDCongo y Angola y con la ONG de Medicus Mundi como coordinadora sanitaria en Mozambique del año 2010 al 2012.
Jessica González Merino
Diplomada en Enfermería (EUCS de la Universidad de Vic) 2008 y Máster en Enfermería de Urgencias Hospitalarias (Universidad de Barcelona) 2012. Enfermera asistencial en el Consorcio Hospitalario de Vic en la Unidad de Nefrología desde 2008, formación continuada en el ámbito de la nefrología, en la actualidad enfermera en el área quirúrgica.