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Se entiende por actividad física cualquier actividad corporal que produzca un gasto energético más elevada que el estado de reposo, por lo tanto, aunque no se vaya al gimnasio o se practique un deporte, constantemente se hace alguna actividad física de mayor o menor intensidad, por ejemplo, caminar para ir al trabajo o subir escaleras.

La actividad física tiene un efecto directo en el bienestar físico, mental y social, además de un rol específico en la prevención de enfermedades:

• Mejora la frecuencia cardíaca y la circulación sanguínea
• Mejora la ventilación pulmonar
• Aumenta el metabolismo basal y el consumo de grasa corporal para mantener un peso adecuado
• Favorece la motilidad gástrica e intestinal, evitando así el restreñimiento
• Previene la pérdida de masa ósea y aumenta el tono y la fuerza muscular
• Ayuda a reposar y dormir

Las actividades del día a día, suelen ser insuficientes o poco ajustadas, por eso debes hacer un análisis de cuáles son tus necesidades e incorpores,  si es necesario, actividad física saludable. 

En general, conviene hacer entre 30 minutos y 1 hora de actividad ligera y moderada al día. En este enlace se puede consultar la tabla de ejercicios según la intensidad.

La actividad física saludable para cada uno de nosotros dependerá del estado de salud, los antecedentes de lesiones o patologías diversas y del estado anímico.

Deberás encontrar lo que te motiva y te ayuda a mejorar tu bienestar general.

Respirar correctamente mejorará tu capacidad para desarrollar una actividad física de forma prolongada sin fatigarte tanto.

Después de cualquier actividad física, deberías descansar y recuperar el estado de normalidad. El reposo inmediato será el que se hace justo después de la actividad física, y el retrasado, lo que necesitarías tras un largo periodo de actividad, por ejemplo, ir a dormir por la noche.

El exceso de actividad física por la tarde a menudo provoca problemas a la hora de dormir porque el metabolismo está demasiado acelerado y esto podría dificultar la relajación.

Todos estamos capacitados para hacer actividad física en todos los ciclos de la vida, desde la infancia hasta la vejez: 

• En la infancia se debe favorecer la actividad física espontánea, niños y niñas tienden a hacer actividad física suficiente por ellos mismos.
• En la adolescencia se debe favorecer el estilo de vida activo. Los adolescentes deben hacer actividades físicas en el tiempo de ocio, incluso, actividades deportivas.
• En la adultez, para empezar a hacer ejercicio físico después de haber estado inactivo durante un largo período de tiempo habrá que empezar por una actividad física ligera.
• En la vejez el objetivo de actividad física debería ser generalmente el bienestar (wellness), pero si hay trastornos de salud, sería de rehabilitación.