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Con el verano llegan las temperaturas altas y el calor. A medida que la temperatura del aire sube, el cuerpo se mantiene fresco con la evaporación del sudor, pero si hace mucho calor y hay humedad este proceso de evaporación se ralentiza y la temperatura corporal puede elevarse hasta niveles peligrosos. El calor excesivo puede llegar a perjudicar la salud y provocar un golpe de calor o insolación, que es una situación que puede acabar siendo grave.

Es importante que adoptes unas sencillas medidas de prevención del golpe de calor y estés atento a síntomas como la fatiga, el dolor de cabeza intenso, las náuseas o los vómitos, la fiebre muy alta, la somnolencia, las rampas en las piernas, la piel caliente, roja y seca o incluso convulsiones o pérdida del conocimiento:

• Evita la actividad física intensa en las horas de más calor.
• Evita las comidas copiosas y muy calientes.
• Protégete la cabeza con un gorro o gorra y aplícate crema solar.
• Hidrátate bastante bebiendo muchos líquidos (preferentemente bebe agua) aunque no tengas sed.
• Utiliza ropa ligera, amplia y de colores claros.
• Camina por la sombra o haz paradas en lugares frescos o climatizados.
• Evita las bebidas alcohólicas, ya que deshidratan.

Ten especial precaución con la infancia, se pueden deshidratar más rápidamente, las personas mayores, que perciben menos la sed, las mujeres embarazadas y las personas con enfermedades crónicas. 

Si tú o alguien de tu entorno sufrís un golpe de calor, es necesario que:

• Os pongáis en un lugar fresco o climatizado y os tumbéis con las piernas levantadas.
• Bebáis agua y os apliquéis trapos húmedos en diversas partes del cuerpo para refrescar la piel.
• En caso de fiebre, tomar un fármaco antitérmico para bajar la fiebre como el ibuprofeno o el paracetamol.
• Visitéis vuestro centro de salud.

 

Consulta con un profesional de la salud para cualquier duda.