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Información general

Descripción
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La principal función del pulmón es proporcionar al organismo el oxígeno (O2) necesario para vivir. Esta función se lleva a cabo mediante la inspiración, que es la entrada de aire a los pulmones y la espiración, la salida de aire de los pulmones, para eliminar el dióxido de carbono (CO2). Este proceso, conocido como intercambio de gases, se produce entre los alvéolos —sacos pequeños que hay al final del árbol bronquial— y los capilares pulmonares —vasos sanguíneos muy pequeños. El pulmón debe responder sin dificultades tanto en una situación de reposo como de actividad intensa, en la que se necesita más oxígeno para cubrir el incremento de demanda.

 

 

La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es una situación en la que se obstruyen los bronquios, se destruyen los alvéolos y, en consecuencia, el pulmón es incapaz de satisfacer totalmente las necesidades de oxígeno y de eliminar el dióxido de carbono de la organismo. Al inicio de la enfermedad, esta incapacidad se manifiesta cuando la persona debe llevar a cabo actividades que conllevan una sobrecarga de trabajo, como subir unas escaleras, y en estadios más avanzados también se manifiesta en situación de reposo.

La Guía española de la Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (GesEPOC) define la EPOC como una enfermedad respiratoria crónica caracterizada por una limitación crónica del flujo aéreo que no es totalmente reversible. Esta limitación del flujo aéreo se suele manifestar en forma de disnea —sensación de dificultad para respirar, ahogo— y, normalmente, es progresiva. Además, se asocia a una respuesta inflamatoria anormal de los pulmones a la presencia de partículas nocivas y gases, derivados principalmente del humo del tabaco, que, además, pueden producir otros síntomas como tos crónica, acompañada o no de expectoración. La EPOC se caracteriza también por agudizaciones y comorbilidades frecuentes, como la cardiopatía isquémica o la insuficiencia cardiaca, que pueden aumentar la gravedad de la situación de salud en algunas personas.

 

 

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Historia
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La historia de la EPOC forma parte de la historia de la neumología, integrada por todos los conocimientos relacionados con la anatomía, la fisiología o el funcionamiento del pulmón, las enfermedades y los tratamientos relacionados con este órgano y, finalmente, todas aquellas pruebas diagnósticas complementarias que han permitido conocer el funcionamiento del pulmón y ayudar en el diagnóstico y en el seguimiento de los problemas respiratorios.

 

Los primeros conocimientos anatómicos del pulmón provienen del Egipto faraónico, gracias a la práctica de las momificaciones. Durante la época de la Grecia clásica, la Medicina adquirió por primera vez características de ciencia, gracias a la observación del enfermo y a la aplicación del razonamiento filosófico: «El médico que a la vez es filósofo se parece a los dioses». Hipócrates (460-377 a. C.), considerado el padre de la medicina, se refiere a diferentes enfermedades pulmonares en su selección de escritos Corpus Hippocraticum: la laringitis, la pulmonía, la tisis, el resfriado, etc. Además, el término asma se utilizaba para todas las personas con alguna enfermedad respiratoria que tenían la sensación de falta de aire, y el enfisema (de emphýsao, soplar) se utilizaba para designar la presencia de aire dentro de los tejidos. En esa época no existía la palabra bronquitis, entre otras cosas porque los conductos aéreos se consideraban vasos arteriales que contenían aire (pneuma). Con Hipócrates también se inicia la administración de hierbas medicinales vía inhalación mediante un recipiente de barro al fuego conectado a un tubo a través del cual se inhala los vapores procedentes de las infusiones de hierbas.

La civilización romana no aportó muchas novedades en conocimientos de enfermedades de las vías respiratorias. Los médicos se limitaron a seguir, fielmente, las aportaciones de los griegos. Galeno (129-199 d. C.), médico romano de gran reputación, y sus discípulos creían que el aire que entraba al organismo llegaba al ventrículo izquierdo para mezclarse con la sangre del ventrículo derecho a través del tabique (pared que separa los dos ventrículos); de la mezcla surgía una sangre pura que era transportada hasta el cerebro. Además, gracias a la experimentación con animales, sabían que el pulmón se expandía durante la inspiración (entrada de aire) y se contraía durante la espiración (salida del aire).

A mediados del siglo XVI, el anatomista y cirujano M. Realdo Colombo (1516-1559) describió, gracias también a la experimentación con animales, la circulación pulmonar. Observó que la sangre que circulaba por la vena pulmonar, desde los pulmones al corazón izquierdo, tenía una coloración brillante (sangre arterial), mientras que la sangre que circulaba del corazón a los pulmones era oscura (sangre venosa); se dedujo que este cambio de color se hacía en los pulmones, pero no se sabía cómo se producía. Años después del descubrimiento del microscopio, en 1660, M. Malpighi (1628-1694), anatomista y biólogo italiano, vio que el pulmón estaba formado por grupos de vesículas (alvéolos) rodeados por vasos sanguíneos muy pequeños (capilares), e imaginó el paso del aire de los alvéolos a estos capilares. Simultáneamente, el médico genovés Téophile Bonet describía, a partir de una autopsia practicada, unos pulmones extraordinariamente voluminosos; en realidad se trataba de un enfisema pulmonar, pero interpretó incorrectamente este hallazgo.

En el siglo de la química, el XVIII, Antoine Lavoisier, químico y biólogo francés, descubrió que una quinta parte del aire estaba formado por un gas llamado oxígeno (O2) y que era indispensable para la vida. Concluyó que la finalidad de la respiración era obtener oxígeno —y no enfriar la sangre como se creía hasta entonces— y eliminar otro gas llamado anhídrido carbónico (CO2).

A pesar de las grandes aportaciones científicas y filosóficas hechas hasta los siglos XVI-XVIII, los primeros grandes avances en enfermedades respiratorias bronquiales comienzan a principios del siglo XIX, con el descubrimiento del estetoscopio (de stéthos, que significa pecho, y de scope, explorar). René Laennec (1781-1826), ilustre médico francés, creó un cilindro de madera alargado para poder escuchar los ruidos internos del cuerpo; hasta entonces, el médico tenía que auscultar poniendo la oreja en el pecho. Este nuevo instrumento, llamado estetoscopio y más adelante fonendoscopio, le permitió estudiar los ruidos respiratorios y cardíacos con claridad. Fruto de este estudio exhaustivo, en 1819 publicó el conocido libro de las enfermedades de corazón y pulmón De l'auscultation médiate ou traité du diagnostic des maladies des poumons et du coeur fondé principalement sur ce nouveau moyen d'exploration (la traducción de este título al castellano sería: “Sobre la auscultación mediata o tratado del diagnóstico de las enfermedades de los pulmones y del corazón fundamentado principalmente en este nuevo método de exploración”). Laennec fue el primero en reconocer el enfisema pulmonar como una enfermedad con características como, por ejemplo, la sensación de falta de aire o disnea, uno de los síntomas más habituales. También en aquella época, Charles Badham utilizó por primera vez el término bronquitis para referirse a las enfermedades respiratorias que cursaban con inflamación de la mucosa bronquial, pero este nuevo concepto no fue muy aceptado entre los científicos y durante muchos años a estas enfermedades se las continuó llamando resfriado bronquial.

Poco a poco, los conceptos de bronquitis crónica y enfisema se introdujeron en la literatura médica, pero con serias dificultades para diferenciarlos por las semejanzas clínicas y funcionales. Por este motivo, en 1950, un grupo de expertos británicos elaboraron una definición para cada concepto:
Bronquitis crónica: producción continua o recurrente de exceso de secreción mucosa del árbol bronquial, con tos y expectoración la mayor parte de los días durante al menos tres meses y dos años consecutivos, como mínimo.
Enfisema pulmonar: condición caracterizada por el aumento anormal del tamaño de los espacios aéreos distales a los bronquiolos terminales, acompañado de la dilatación o la destrucción de las paredes de los bronquiolos.
Años más tarde, se impuso el término enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) para designar un síndrome que cursaba con obstrucción crónica y progresiva del flujo aéreo como consecuencia de la bronquitis crónica, del enfisema o de su asociación.

Respecto al tabaco como factor de riesgo por excelencia de la EPOC, se empiezan a encontrar algunas referencias a finales del siglo XIX: «Añadimos que todas las causas capaces de irritar la mucosa bronquial sostienen y desarrollan el resfriado bronquial [...]; el humo del tabaco mismo, inofensivo para muchos, es un verdadero veneno para algunos.» No es hasta principios del siglo XX, que algunos observadores manifiestan la influencia negativa del tabaco sobre la salud y, en especial, sobre el aparato respiratorio.

En cuanto a las técnicas de exploración complementaria, destaca, en 1846, la creación del espirómetro, el primer aparato que permitía medir los volúmenes pulmonares. John Hutchinson, médico británico, presentó un estudio sobre los valores de varios parámetros de la capacidad pulmonar medidos con un espirómetro hecho por él. Los espirómetros, de los que se fabricaron varios modelos, tardaron algún tiempo en introducirse en la práctica clínica habitual. Este descubrimiento junto con los rayos X, de W.C. Röntgen, en el año 1895, revolucionaron el mundo de las enfermedades respiratorias.

Por último, hay que mencionar la importancia de los tratamientos neumológicos. Respecto a la terapia inhalada, el verdadero inicio del tratamiento nebulizado (de nebula, vapor, nube, niebla) en las enfermedades respiratorias se puede situar a partir del 1860, gracias a la invención de aparatos portátiles que transformaban los líquidos en vapores de uso medicinal y que estaban ubicados en los balnearios. En esa época, el tratamiento con oxígeno se practicaba en algunas consultas médicas o a domicilio con aparatos portátiles, y el oxígeno se administraba solo o mezclado con soluciones medicamentosas. A partir del siglo XX, la terapia inhalada adquirió más protagonismo gracias a los avances de la industria farmacéutica y se comenzó a desarrollar la fisioterapia respiratoria.

 

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Epidemiología
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La enfermedad pulmonar obstructiva crónica es un trastorno de salud importante que suele conllevar de manera frecuente el ingreso hospitalario. Según el Registro de altas de los hospitales generales del Sistema Nacional de Salud (SNS) de España, la EPOC fue la causa de más de 58.000 estancias hospitalarias durante el 2010, con un promedio de ingreso de 8 días. Es, por tanto, una enfermedad que conlleva un consumo elevado de recursos sanitarios, con un coste general de 750 a 1.000 millones de euros/año y un coste medio por persona con EPOC de entre 1.712 y 3.238 euros/año.

 

La OMS estima que actualmente hay 210 millones de personas en el mundo que sufren la EPOC. En España, la prevalencia, es decir, el número de personas que padecen EPOC respecto al total de la población, es del 10,2 % de las personas entre 40 y 80 años, más habitual en hombres que en mujeres (15,1 % en hombres y 5,7 % en mujeres). Hay que decir que esta enfermedad está infradiagnosticada, es decir que hay aproximadamente un 73 % de personas con EPOC que no saben que sufren la enfermedad porque no se la han diagnosticado.

La EPOC es actualmente la cuarta causa de muerte en el mundo y la OMS estima que el año 2030 será la tercera causa, aunque durante estos últimos diez años en España la mortalidad muestra una tendencia a disminuir, tanto en los hombres como en las mujeres.

Respecto al consumo de tabaco, principal causa actual de la EPOC, el 29,5 % de la población adulta fuma, según los datos de la Encuesta Nacional de Salud, y el consumo es mayor en los hombres que en las mujeres. Entre la población de 16 a 24 años, el consumo de tabaco es del 33 %, y el consumo es algo mayor entre las chicas que en los chicos.

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Etiología
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Las causas que se relacionan con la aparición de EPOC son:

1. Consumo de tabaco, 2. Tabaquismo pasivo, 3. Combustible de biomasa, 4. Contaminación atmosférica y ambiental, 5. Deficiencia de alfa 1-antitripsina 

 

1. Consumo de tabaco

Actualmente es la causa principal de la EPOC. La inhalación del humo del tabaco produce la inflamación de los bronquios y la destrucción de los alvéolos. Además, disminuye la disponibilidad de oxígeno de los tejidos, ya que la hemoglobina se une con más facilidad al dióxido de carbono presente en el humo del tabaco que al oxígeno que le llega con la inspiración. En general, el riesgo de padecer la enfermedad en las personas fumadoras es del 25-30 % y es proporcional al consumo de tabaco, es decir, cuanto más cigarrillos se consumen, mayor riesgo de desarrollarla —una persona que ha fumado o fuma un paquete al día durante 30 años, tiene un 50 % de probabilidades de desarrollar la enfermedad.

El consumo mundial de tabaco es muy importante. En España, aproximadamente el 29 % de las personas fuman, y la edad de inicio en el consumo se sitúa alrededor de los 13 años.

 

2. Tabaquismo pasivo

Es la inhalación involuntaria del humo del tabaco de otra persona que fuma. En la población, hay una proporción pequeña de personas con EPOC que no han fumado nunca. Entre estas personas no fumadoras, el tabaquismo pasivo representa una situación de riesgo relacionado con la enfermedad.

 

3. Combustible de biomasa

En todo el mundo, hay muchos hogares que utilizan combustible de biomasa —leña o carbón— como fuente principal de energía doméstica. La exposición a este combustible se ha relacionado con el desarrollo de la EPOC.

 

4. Contaminación atmosférica y ambiental

La EPOC se relaciona con la exposición al polvo y humos nocivos en el lugar de trabajo y también con la contaminación ambiental. Además, el aumento de la contaminación atmosférica es una situación que puede descompensar la enfermedad.

 

5. Deficiencia de alfa 1-antitripsina

Es una proteína producida por las células del hígado que se encarga principalmente de proteger el pulmón de una sustancia que daña las fibras elásticas, la elastasa. La disminución de esta proteína, hereditaria, puede causar la EPOC —principalmente enfisema pulmonar. Es importante diagnosticar esta deficiencia a tiempo mediante un análisis de sangre que determine los niveles de alfa 1-antitripsina, ya que existe un tratamiento específico que consiste en la infusión intravenosa de la proteína.

Ver imagen: Fisiopatología de la EPOC

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Tipos
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La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) en realidad no es una sola enfermedad, sino que es un concepto general para designar dos enfermedades crónicas: 1. Bronquitis crónica y 2. Enfisema pulmonar. Clasificación de la EPOC.

 

 

 

1. Bronquitis crónica

Es una inflamación crónica de los bronquios que reduce el flujo de aire que entra y que sale de los pulmones, ocasionada por la exposición continuada a irritantes inhalados, principalmente el humo del tabaco. A la vez, esta exposición prolongada provoca un aumento del tamaño de las glándulas mucosas (hipertrofia), que producen mucha mucosidad y que obstruyen los bronquios de modo que la persona tiene dificultades para respirar. La bronquitis se considera crónica cuando la persona tiene tos y expectoración durante al menos tres meses al año en dos años consecutivos.

 

2. Enfisema pulmonar

Es el aumento anormal de los espacios aéreos de los bronquiolos terminales —vías aéreas pequeñas en que se dividen los bronquios y que llegan a los alvéolos pulmonares— y la destrucción de la pared de los alvéolos. El consumo de tabaco es la causa más frecuente de enfisema, aunque las personas con deficiencia de alfa 1-antitripsina (sustancia que está en el pulmón y que lo protege de esta deficiencia) tienen más riesgo de padecer esta enfermedad.

La mayoría de las personas con EPOC sufren las dos enfermedades crónicas, bronquitis crónica y enfisema pulmonar.

Así pues, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica no es una sola enfermedad, sino un concepto general que designa dos enfermedades crónicas que limitan el flujo de aire que entra y sale de los pulmones.

 

La enfermedad pulmonar obstructiva crónica se puede clasificar de acuerdo con varios criterios.

1. Según la gravedad de la obstrucción (clasificación de The Global Initiative for Chronic Obstructive Lung Disease — GOLD), 2. Según la gravedad de la obstrucción, los síntomas y el número de descompensaciones (clasificación de The Global Initiative for Chronic Obstructive Lung Disease — GOLD) y 3. Según fenotipos clínicos (clasificación de la Guía española de la EPOC-GesEPOC)

 

  1. Según la gravedad de la obstrucción (clasificación de The Global Initiative for Chronic Obstructive Lung Disease — GOLD)  

    Es la clasificación más conocida de la EPOC. Se definen cuatro estadios de gravedad según la obstrucción al flujo de aire medido con la espirometría forzada según el valor del parámetro VEMS (volumen espirado máximo en un segundo) después de administrar un medicamento broncodilatador.
    • GOLD I-Leve. En este estadio hay una limitación leve del flujo de aire que normalmente no produce ningún tipo de síntoma en la persona. El valor del parámetro VEMS postbroncodilatador es igual o superior al 80 %.
    • GOLD II-Moderada. La limitación al flujo de aire causa síntomas como tos o sensación de falta de aire (disnea) durante el ejercicio físico. El valor del parámetro VEMS postbroncodilatador se sitúa entre el 50 % y el 79 %.
    • GOLD III-Grave. En este estadio la limitación del flujo de aire es mayor. La persona tiene más sensación de falta de aire y de fatiga, y dificultades para realizar actividades diarias como subir escaleras. Además, son frecuentes las situaciones de descompensación de la enfermedad. El valor del parámetro VEMS postbroncodilatador se sitúa entre 30 % y 49 %.
    • GOLD IV-Muy grave. En este estadio hay una limitación del flujo de aire importante, con mucha sensación de falta de aire, que dificulta actividades básicas y cotidianas como ducharse o salir a pasear. En ocasiones, la persona puede necesitar tratamiento con oxígeno en casa. El valor del parámetro VEMS postbroncodilatador es inferior al 30 %.
  2. Según la gravedad de la obstrucción, los síntomas y el número de descompensaciones (clasificación de la Global Initiative for Chronic Obstructive Lung Disease — GOLD)  

    Es la última clasificación de la GOLD. Hay cuatro categorías de personas con EPOC según los síntomas generales medidos con la puntuación obtenida de un cuestionario de calidad de vida de COPD Assessment Test y el nivel de disnea medido con una escala (Medical Research Council), la gravedad de la obstrucción se mide con la espirometría según el valor del parámetro VEMS (volumen espirado máximo en un segundo) después de administrar un medicamento broncodilatador y también teniendo en cuenta las descompensaciones de la enfermedad.
    • GOLD A. En esta categoría la persona tiene pocos síntomas, un VEMS postbroncodilatador superior al 50 % y puede tener una descompensación de la enfermedad al año o no tener ninguna.
    • GOLD B. La persona tiene muchos síntomas, un VEMS postbroncodilatador superior al 50 % y puede tener una descompensación de la enfermedad al año o no tener ninguna.
    • GOLD C. La persona tiene pocos síntomas, un VEMS postbroncodilatador inferior al 50 % y puede tener dos o más descompensaciones de la enfermedad al año.
    • GOLD D. Es la categoría más grave. La persona tiene muchos síntomas (Link a manifestaciones clínicas), un VEMS postbroncodilatador inferior al 50 % y puede tener dos o más descompensaciones de la enfermedad al año.
  3. Según fenotipos clínicos (clasificación de la Guía española de la EPOC-GesEPOC) 

    Los fenotipos clínicos son las características de la enfermedad que, solas o combinadas, describen las diferencias entre las personas con EPOC en relación con parámetros clínicos (síntomas, agudizaciones, respuesta al tratamiento o progresión de la enfermedad). 

    La Guía española de la EPOC (GesEPOC) propone cuatro fenotipos.
    • No agudizador, con enfisema o bronquitis crónica. La persona con enfisema o bronquitis crónica tiene menos de dos descompensaciones de la enfermedad al año o no tiene ninguna.
    • Mixto EPOC-asma. La persona puede tener o no asma. Se caracteriza por una obstrucción que, con la administración de un medicamento broncodilatador, mejora parcialmente. Además, la persona puede tener descompensaciones de manera frecuente, es decir que puede sufrir dos o más agudizaciones al año.
    • Agudizador con enfisema. La persona con enfisema tiene dos o más descompensaciones de la enfermedad al año. Si la persona ha recibido tratamiento farmacológico en la última agudización, las descompensaciones deben darse en cuatro semanas de diferencia como mínimo o en seis semanas si no se ha recibido ningún tratamiento farmacológico en la última agudización.
    • Agudizador con bronquitis crónica. La persona con bronquitis crónica tiene dos o más descompensaciones de la enfermedad al año. Si la persona ha recibido tratamiento farmacológico en la última agudización, las descompensaciones deben darse en cuatro semanas de diferencia como mínimo o en seis semanas si no se ha recibido ningún tratamiento farmacológico en la última agudización.
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Última modificación: 29/06/20 08:59h

Comentarios

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Juan Carlos gazzola 25 de Abril de 2021
Tengo epoc severo oxígeno dependiente , tengo difiFacultad para evacuar y el esfuerzo para realizar el movimiento del vientre me produce una importante dificultad , que es el ahogo respiratorio.. Los laxantes me produce hinchazón de estómago que me corta la respiración. La frecuencia de evacuación es mas o menos una semana ayudando a la noche con compota ciruelas. Me gustaría una orientación de lo que debería hacer. Ir de cuerpo sin esfuerzo. MUY AMABLES..
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infermera virtual 03 de Mayo de 2021
Hola Juan Carlos:
En primer lugar, hay que aumentar la ingesta de líquidos y de fibra: verduras, fruta —sobre todo kiwis o ciruelas—, legumbres y productos elaborados con harina integral. (Esto parece que ya lo haces)

Debe hacerse el ejercicio físico recomendado de manera regular. (Consulta con tu equipo de salud para saber qual és m'as conveniente)
Para aumentar la efectividad de la musculatura abdominal y para reducir el esfuerzo necesario para defecar, hay que sentarse en el inodoro con las caderas y las rodillas flexionadas (se pueden apoyar los pies en un taburete bajo) para adoptar una posición similar a estar en cuclillas.

Si a pesar de estos consejos no se consiguen unas deposiciones adecuadas, hay que consultar al equipo de salud por si considera necesario prescribir un laxante, lavativas, etc.
Si la persona usa un aparato de oxígeno, si es necesario se ha de adaptar el flujo a esta actividad.

Puedes consultar todo lo referente a eliminación para personas con EOPC en este enlace.
https://www.infermeravirtual.com/esp/problemas_de_salud/enfermedades_transtornos/epoc#consejos_de_la_enfermera-eliminar
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